Puro arte en la mesa, un recorrido en colores
Calle principal del casco antiguo de Sant Pol de Mar, Catalunya.
El Mediterráneo se cuela entre los tejados, tal vez ayudado por la luminosidad de este radiante mediodía de invierno.
Y en el numero 9 del Carrer Nou es donde comienza la experiencia apenas atravesar la entrada del restaurant Sant Pau de Carme Ruscalleda : la mirada sonriente del personal de sala que nos da la bienvenida y nos acompañan discretamente al comedor.
Primer shock: una estudiada escenografía de mesas circulares armoniosamente distribuidas, con un dominante granate y madera oscura en el que solo destacan la blancura delicada de los manteles y el brillo opaco de la vajilla circular. Creemos estar preparados para la consigna: disfrutar, y somos juguetes de la expectativa.
Nos acomodamos, y comienza el espectáculo de la degustación del menú Paleta de Colores:
10 platos y 4 postres nos esperan, mas un final de fiesta que ni siquiera imaginamos…
Lo primero es un sorprendente aperitivo en base a vino blanco, fresas y un toque de sake, de nombre sacría; magnifico.
El primer plato corresponde al color ámbar: Medusa, tocino, fideos de arroz, curry y cúrcuma. lo siguiente es un delicado cucurucho Fucsia de pasta brick encajado en un cubo de cristal transparente con lomo de potro y remolacha crujiendo en la boca.
Continuamos con un plato Violeta…. anemona, puerro y brisas del sabor de las violetas.
A PARTIR DE aquí ya todo es una sucesión de sorpresas en la que los colores y los sabores cambian y contrastan en un sutil juego de estudiadas arbitrariedades: bacalao, plancton, alcachofas, ajo negro, pistachos, gambas, calabaza, ostras, olivas, langostinos, papada, rape, mini calçots, ternera, requesón,……y una larga colección de texturas, brillos, densidades, y sorpresas tras sorpresa en dosis mínimas pero apabullantes.
También se puede jugar: Ante cada plato que nos presenta la coreografía de camareros y maîtres, podemos dejar de leer el menú escrito e intentar adivinar los ingredientes y los sabores….toda una divertida experiencia sensitiva.
Y llegan los postres, que no son ni 100% dulces, ni 100% postres…. espuma celeste de clitoria, rúcula, naranja, leche tostada, endivia rosa, chocolate, virutas de oro, nata, ron…. Han pasado mas de tres horas y llega el momento del café, y es cuando aparece en medio de la mesa un imponente dragón artesanal originario del tradicionario popular, construido en base a mezcla de texturas laminados, chocolates y galletas.
Todo esto es Carme Ruscalleda, creatividad, imaginación, disciplina, generosidad y capacidad profesional para ser reconocida como la chef con mas estrellas Michelin del mundo.
Parecen palabras exageradas pero es suficiente verla en la sala, acercarse a saludar a cada mesa para comprobar la dimensión de su energía vital y de su personalidad.
En suma, una experiencia inolvidable y coloridamente recomendable.