Es curioso como después de la temporada de verano, con su variedad de frutas, el colorido y sus sabores siempre cuando llega Octubre y Noviembre tengo ya ansias por volver a la alimentación de Otoño. Imagino que es fruto también del cambio de clima, o también como decía Georges Ohsawa, el padre de la macrobiótica, que después e un gran yin siempre hace falta un pequeño yang, un contrapunto que me equilibre y me devuelva a la comida más caliente y dulce…
El Otoño es un momento fantástico para poner los pies en la tierra y crear nuevos planes de vida. Muchas personas se hacen sus propósitos en Año Nuevo, pero realmente la gran mayoría hacen los cambios reales después de vacaciones y previo al inivierno. Porque es un momento para concretar, para generarnos estabilidad a nosotros mismos y a los demás, con todos los cambios que se pueden estableces: vuelta a los estudios o el trabajo, búsqueda de nuevas actividades. Este año por ejemplo yo he decidido cambiar de casa, de lugar de trabajo y de coro donde yo cantaba. Si mi alimentación no acompaña semejantes cambios puedo estar muy inestable durante unas semanas…
Y esa sensación, la de inestabilidad, es la que observo en muchas personas, no sólo en Otoño sino también durante el resto del año. Están más en el pensamiento que en la acción, en pre-ocuparse más que en ocuparse, y aquí tiene que haber también un equilibrio, como en el resto de la naturaleza. Si tu vida es una montaña rusa emocional es muy dificil acometer cambios y emprender nuevas actividades o proyectos. Es lo que en macrobiótica decimos «necesitas mucha Tierra».
Y la naturaleza que es muy sabia nos da todo aquello que necesitamos para esto. Utilizar mijo en las comidas, como unas hamburguesas de mijo, además de el arroz redondo, el arroz dulce y cereales que den más calor. Los garbanzos son una legumbre fantástica en este momento, combinados con verduras dulces como en el guiso de garbanzos* ya es el colofón: cebollas, zanahorias, chirivías, calabaza, coliflores, boniatos,… Todas estas verduras son un regalo para el cuerpo y también para el «alma», esa parte emocional que muchas veces se queda insatisfecha y que necesita un cariño, un mimo, como si viniese tu madre a reconfortarte. Ahora lo llaman «comfort foods» y es esto precisamente lo que necesitas, y lo que yo también necesito en Otoño.
Te animo que utilices todos estos ingredientes en sopas, guisos, estofados, compotas, mermeladas…. y no sólo en Otoño, durante el resto del año es también importante seguirse nutriendo de la energía de estos alimentos, de su cremosidad y dulzor. Por ejemplo con la crema de maíz con aceite de albahaca, el postre Arnadí o el salteado de col y calabaza
Que te aproveche!!