A las pocas horas de aterrizar en Tokyo o en cualquier otra ciudad japonesa, todo visitante deberá afrontar la envidiable experiencia de sentarse a comer por primera vez.
Para nuestro imaginario europeo o latino, es una situación extraordinaria para la que es difícil estar totalmente preparado: Monjayaki, Yakitori, Fukagawa-don, Chanko Nabe, Kusaya, Gyoda Furai, Shitake Soba, Gokabo, Soka Sembei, Onigirazu, Onigiri, Nonbemono, Yubeshi, Yakimochi y un largo etc… Todo esto en formatos, vajillas, cantidades y presentaciones diferentes a las que conocemos.
Recomendamos un simple truco: dejarse llevar, comer más o menos lo mismo que los locales y sobre todo relajarse para poder disfrutar de esta inmensa variedad de nuevos sabores, olores, texturas y belleza. Y además es bastante fácil practicarlo, porque en la ciudad, a cada paso encontramos, puestos callejeros, restaurantes, mercados, tiendas de comida y mil lugares con oferta de nuevos descubrimientos.
Eso sí, a no esperar ni panaderías, ni magdalenas, ni bocatas, ni pizzas ni vinos de la Rioja. Los lácteos, harina y quizás el azúcar no son grandes reclamos en la cocina nipona. Los grandes protagonistas son el pescado, el arroz, las algas, los fermentados, verduras y setas entre otros y los que forman parte de la dieta de cada día. Sopas y guisos calientes y los men nui, tallarines de soba, arrancan exclamaciones al probarlos. Para las bebidas hay excelentes alternativas: la rica cerveza japonesa con infinidad de marcas y variedades, el delicado y afrutado vino blanco del varietal koshu que combina muy bien con el sushi o el refinado y excelente whiskey, junto a los innumerables refrescos y tes verdes en todas las combinaciones imaginables.
Y si queréis información más detallada, hay muchas guías y webs que intentan explicarlo, entre las que recomendamos Japonismo, Disfruta Tokyo y Viajando por Japón.
En resumen, es una grandiosa posibilidad para descubrir nuevos sabores de un país y una cultura en que todo es sorprendente.. muy nuevo o muy antiguo, muy sobrio o muy bizarro. Donde te saludan y sonríen a cada momento y donde la calma, el respeto, la educación y la amabilidad parecen ser el deporte nacional. Solo puedes disfrutarlo.