Todavía hoy, aquí, cuando hablamos de tintos asociamos calidad con cuerpo, color y elevado grado alcohólico. El clima determina, es cierto; y también la demanda del mercado. Los viticultores peninsulares, durante la primera mitad del siglo XX fueron seleccionando aquellas variedades que, a la par que productivas, proporcionaban mostos con mayor intensidad de color y mayor graduación, destinados a menudo a fortalecer vinos de más allá de nuestras fronteras. No por casualidad, fue entonces cuando se popularizó la costumbre de mezclar vino tinto con algún tipo de bebida carbonatada, sobre todo en verano. Sólo un dato: en los años 50 existían, repartidos por toda la geografía peninsular, más de 5000 productores de gaseosa. El posterior tránsito hacia la elaboración de vino embotellado de calidad dio origen a mejores tintos, pero también a blancos y rosados, frescos, ligeros y frutales, mucho más aptos para acompañar las comidas veraniegas. Aún así, el vino con gaseosa ha continuado formando parte del panorama veraniego. Afortunadamente hoy las cosas han cambiado y podemos encontrar un buen número de vinos tintos de perfil más fresco; vinos fluidos y fragantes que, estos sí, apetecen en verano aunque el calor apriete. Múltiples factores han contribuido a ello. La convicción de que la insistencia en el arquetipo de vino tinto mediterráneo, denso y potente, nos encamina a una aburrida uniformización está orientando a los viticultores a la búsqueda de una mayor diferenciación. En este sentido, la recuperación de cepas autóctonas olvidadas, y en algunos casos hasta desaparecidas, y el retorno a técnicas de vinificación tradicionales, han hecho aflorar vinos singulares y distintos que, sin embargo, muestran un interés común por la fluidez y el frescor. Por otro lado, las actuales tendencias de la gastronomía y de la restauración exigen vinos menos contundentes y más versátiles, capaces de armonizar con preparaciones culinarias cada vez más complejas y sutiles. Auténticos tintos de verano, con gran diversidad de variedades, procedencias, sistemas de vinificación y también de precios; todos ellos muy apetecibles. Ahí van cinco como ejemplo. No tengan miedo a refrigerarlos moderadamente, disfrútenlos y olvídense de la gaseosa!
ABEL MENDOZA JARRARTE JOVEN 2016 Rioja / 13,5º / Tempranillo 6,50€
Tinto de maceración carbónica, como los que toda la vida se han hecho en la Rioja. Igual que muchos descubrimientos, la maceración carbónica fue fruto del azar. Al depositar la cosecha en los lagares se observó que parte de las uvas que quedaban en el fondo, aun siguiendo enteras, fermentaban. Éste es el principio: en ausencia de oxígeno las uvas enteras inician una fermentación intracelular cuyo resultado es un vino extremadamente afrutado. De hecho este tipo de vinificación fue el único empleado en la Rioja –también en Beaujolais– hasta principios del siglo XIX. En la actualidad, perfeccionada mediante el aporte de la tecnología, la maceración carbónica nos permite disfrutar de tintos refrescantes, como este Jarrarte, con claras notas de fresas y de plátano y que en los meses de julio y agosto alcanza el punto álgido para su degustación.
AGRÍCOLA DE CADALSO GARNACHA 2016 Madrid / 14º / Garnacha 9,50 €
Esta garnacha es fruto de la colaboración de la Cooperativa de Cadalso de los Vidrios, en la Sierra de Gredos, con el equipo Comando G, antes tres –ahora sólo dos– jóvenes, pero sabios, viticultores empecinados en conseguir los mejores tintos de garnacha de esta zona. Su nombre, Comando G, es un homenaje a la garnacha y al mismo tiempo un guiño a la emblemática serie televisiva de dibujos animados de principios de los 80. El compromiso con el proyecto – y con el territorio– les ha llevado a aportar su granito de arena para evitar, en la medida de lo posible, que siga el abandono de los viñedos que se inició en los años sesenta, en esta zona tan cercana a Madrid, y que se acrecentó durante la reciente burbuja inmobiliaria. El vino es suave, con volumen, pero fluido. Su color, un diáfano rojo granate, presagia lo que en nariz se confirma, frutita roja acídula y notas balsámicas, de laurel y hierbas del monte. Los 14 grados de alcohol pasan desapercibidos. En boca es puro zumo, sobre todo cerezas, frambuesas y un fondo de naranja sanguina. Pudiendo disfrutar de semejante delicia, quien va a atreverse a pedir una sangría?
PARDAS SUS SCROFA 2016 Penedés / 12,5º / Sumoll 9,90 €
Especialistas en la variedad xarel·lo para blancos y en la hasta hace poco denostada sumoll para tintos y rosados, el Celler Pardas es un claro exponente de los nuevos aires que corren por el Penedés. De nuevo un vino con un color precioso: cereza intenso con reflejos frambuesa. También de nuevo pura fruta en nariz; aquí, grosellas, fresitas, cerezas algo más maduras… y una acidez eléctrica, estimulante y muy refrescante. Hay un punto de amargor – tiene tanino– que lo hace largo en boca y distinto a todos. Bienvenidas las barbacoas de verano, da igual si sobre la parrilla ponemos cordero, verduras o incluso unos sabrosos bonitos. Imposible descorchar menos de dos botellas!
SISTEMA VINARI CHALET 2016 Mallorca / 13º / 10% Manto Negro 16,50 €
Sistema Vinari es Eloi Cedó, joven viticultor que de Tivissa (Tarragona) recaló en Mallorca. Entiende como pocos las autóctonas Callet i Manto Negro y elabora tintos que son auténticas proclamas del “terroir”. Eso sí, con descomunal sensibilidad y enorme sentido del humor. Sólo hay que fijarse en sus etiquetas, creadas por artistas gráficos amigos. Chalet es todo lo contrario a lo que la etiqueta –como el nombre– alude: el ladrillo que, con fina ironía, representa el combate desigual entre la defensa del territorio y la especulación inmobiliaria. Chalet 2016 es 100% Manto Negro. A diferencia de otro de sus vinos –atención al nombre– Cható Paquita, este Chalet no toca las maderas, sólo acero inoxidable donde reposa seis meses con todas sus lías. Oscuro de color, aunque no denso. Perfumado, entre floral y frutal; y en boca, ligero pero jugoso, dejando un recuerdo de regaliz muy varietal. Combina bien con quesos suaves, incompatibles con tintos con mayor cuerpo y taninos, con ahumados y con carnes a la parrilla. Y, por supuesto, altamente recomendable para conversar con amigos hasta altas horas de la madrugada.
A TORNA DOS PASAS 2015 Ribeiro / 12º / Brancellao, Caiño y Ferrol 19,50 €
Galicia marcó el camino en lo que se refiere a tintos fluidos. Sus variedades autóctonas, adaptadas a una menor insolación y mayor lluviosidad no fueron apreciadas hasta hace relativamente pocos años. En la actualidad, en cambio, incluso han generado una categoría nueva de vinos, la de los tintos atlánticos. Si Galicia se identifica con vino blanco, la zona de Ribeiro aún más. Con un montón de pequeñas parcelas repartidas por el municipio de Arnoia (Orense) Luis Anxo Rodríguez elabora unos tintos sublimes. A Torna Dos Pasas nace de vides de las variedades Brancellao, Caíño y Ferrol, fermentando con levaduras autóctonas y madurando seis meses en barricas de roble usadas. En nariz es profundo, misterioso, delicado y sugerente. En boca muestra un equilibrio magnífico entre frescura y complejidad. Hay fruta roja ácida, especias, balsámicos, recuerdos minerales….una pasada de vino. Apetece en verano, pero exige mesa de gala, con platos a su altura; aves asadas, magret de pato, un buen filete del mejor atún….No precisa de rigurosa etiqueta pero, ante este vino, absténganse –un día es un día– de sentarse a la mesa en bañador!