5 cosas que debes saber de los huevos

Cuando de alimentos completos en nutrientes se trata, el huevo de gallina es uno de los preferidos.  De hecho, en esta lista sobre qué alimentos contienen más proteína de Nutrición Sin Más, el huevo figura como uno de los más nutritivos. Sin embargo, hay muchos mitos y falsas creencias en torno a este rico alimento beneficioso para todos. Por esta razón, acá dejamos 5 cosas que debes saber de los huevos para verlos de nuevo como el gran alimento que son.

  1. No son dañinos como los han pintado: Existe un mito rondando desde hace tiempo que tilda a los huevos de dañinos por su contenido de colesterol. Comúnmente, asociamos al colesterol con problemas de salud y tratamos de evitar cualquier cosa que lo contenga. Sin embargo, debemos saber que naturalmente nuestro cuerpo lo produce y es necesario en nosotros. El colesterol es una molécula esencial para las membranas celulares producida por el hígado. Estas, en pocas palabras, son usadas para generar hormonas como el cortisol, la testosterona y el estrógeno. Cuando consumimos alimentos que contienen colesterol, el hígado reduce su producción, así que realmente el nivel no varía. El problema está cuando consumimos colesterol “malo”, que no es el caso del huevo. Por el contrario, se ha demostrado que el huevo aumenta el colesterol HDL (el bueno) en la mayoría de los casos. Hay que tener en cuenta si es un alimento que se digiere bien como en todos los casos y a partir de ahí establecer la cantidad y periodicidad en su consumo, que siempre dependerá de cada persona.
  2. ¿Refrigerados o no?: A lo largo de los años, se ha desarrollado un extenso debate sobre la forma correcta para almacenar los huevos. Algunas personas, por su parte, afirman que es mucho más recomendable refrigerarlos, mientras que otras dicen que no lo es. Tal y como lo indican en Nutrición Sin Más, esto depende del país en el que te encuentres. Por ejemplo, en muchos países europeos se asegura que no es necesario mantener los huevos en el refrigerador. En cambio, en Estados Unidos se recomienda no almacenarlos a temperatura ambiente. Este debate gira entorno, principalmente, al control de los brotes de salmonella, pues, como es bien sabido, hay una gran incidencia de huevos contaminados con esta bacteria. Según especialistas en el tema, almacenar los huevos por debajo de 4° C (40 °F) detiene el crecimiento de la salmonella. Además, es importante cocinarlos a una temperatura mínima de 71 °C (160 °F) para matar la bacteria.
  3. Son ricos en nutrientes: Además de aportar “buen” colesterol, los huevos también son ricos en minerales, vitaminas y proteínas. Un huevo grande, por ejemplo, contiene hierro, fósforo, seis gramos de proteína, cinco gramos de grasa, vitaminas A, B2, B5 y B12 y 77 calorías. La versatilidad de los huevos, además, permite que sean fáciles de consumir: revueltos, fritos, como tortillas, en sandwiches, cocidos y como cuajantes en otros platillos. Este alimento, igualmente, por su contenido en proteínas es una excelente opción para la recuperación muscular posterior a entrenamientos. Es decir, consumir un platillo con huevos luego de ejercitar ayuda a la reconstrucción y fortalecimiento del tejido muscular desgastado durante la sesión de actividad deportiva. Deben consumirse orgánicos o de gallinas camperas con una alimentación natural para mantener estos nutrientes y evitar pesticidas u hormonas que se añaden a los piensos y a su tratamiento.
  4. ¿Por qué flotan si están pasados?: Hay muchísimas formas para comprobar si un huevo está bueno o malo. Entre ellas se encuentra la famosa prueba del flote la cual consiste, simplemente, en poner un huevo en un vaso con agua. Si se hunde, significa que está bueno. En cambio, si el huevo flota, significa que está viejo. Este método, igualmente, es frecuente para también calcular la edad de un huevo fecundado. Esto no tiene otra explicación más que científica. Los huevos tienen un bolsillo de aire dentro de ellos que crece y se llena de aire durante el proceso de descomposición o envejecimiento. Por eso, cuando un huevo no está fresco y cerca de descomponerse, simplemente floja en el agua sin dificultad.
  5. El color de la cáscara no tiene relación a la calidad: Cuando de huevos de gallina se trata, los hay de todos los colores y tamaños. Extrañamente, hay un mito en torno a esta realidad asegurando que según el color de la cáscara podrás saber si es de mejor o peor calidad. Acá desmontamos ese mito. Que un huevo tenga un color distinto no quiere decir que sea mejor o peor, pues estas variaciones de color dependen estrictamente de causas genéticas. Es decir, el tipo de gallina que produzca los huevos determinará el color de estos. Por otra parte, el color y sabor de la parte interna de un huevo, aunque sí varían, no cambian en su composición. Estos cambios, cabe destacar, tienen relación a la dieta de la gallina. En resumen, se puede decir que un huevo es igual a otro— nutricionalmente hablando— sin importar el color.