Christina Pirello

Sonrisa arrasadora y pelirroja espontaneidad.

Desde el secreto para eliminar el amargo sabor de la quinoa a la elaboración de magdalenas de chocolate de carácter macrobiótico, pasando por sus lecciones magistrales, únicas, de una filosofía que la ha llevado a un estilo de vida 100×100 saludable.

 

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¿Desde cuando cocina?
He cocinado durante toda mi vida. A los 6 años le pedí a mi padre que me hiciese un banco para poder llegar más arriba y poder empezar a cocinar.
A los 10 años me cocinaba la cena yo misma.
Tuve mi primer trabajo en una cocina, fue a los 16 años. Y estoy completamente enamorada del placer de cocinar.

Pero a los 18 años me fui de casa para estudiar, empecé a cocinar sólo para ganar dinero y empecé a comer de una forma que no debía. Y entonces enfermé.

Cuando el que iba a ser mi marido, Robert, me dijo que podía ponerme mejor con todo lo que podía hacer en la cocina, dentro de mí, entendí que eso era lo correcto porque yo ya conocía la cocina y sabía lo que aquello quería decir.

Tengo la gran suerte de que mi madre, italiana, siempre me ha animado a cocinar.  Así que la gran ventaja que yo tenía es que no tenía que aprender, yo ya sabía hacerlo desde mi más tierna infancia.

En realidad me entristece toda la gente que no sabe cocinar. Son muchas las personas que, cuando están enfermas, tienen el doble reto de aprender macrobiótica y tener que aprender a cocinar. Yo tenía una gran ventaja cuando enfermé puesto que uno de ellos lo tenía superado.

Cuando mejoré y me curé de mi enfermedad, y vi el inmenso poder de la alimentación, no podía dejar de pensar cómo hacer para que la gente viese que cocinar hacía que  estuviesen mejor. Aún no pensaba en enseñar.
Michio Kushi, mi profesor, me dijo ¿por qué no enseñas a cocinar?
Al principio pensé… cómo voy a enseñar lo que todo el mundo ya sabe hacer, pero Michio me dijo que eso no era cierto, que mucha gente no sabía y que si no sabían cocinar no podrían entender por qué cocinábamos de esta manera. Y así empezó mi carrera.

¿La alimentación macrobiótica llegó a su vida a raíz de su enfermedad?
Sí, y fue por eso también que yo empecé a estudiarla.

¿Cómo explicaría Christina Pirello a una mujer como mi madre, una mujer tradicional que está aprendiendo ahora a leer, qué es la alimentación macrobiótica?
Muy fácil. Le diría que la macrobiótica es tomar alimentos completos, integrales, sin procesar, de la estación de cada momento y prepararlos para tu condición, para cómo te encuentras y para tu estilo de vida. Ya está

¿Y cómo la motivaría para que lo probara?
Lo primero que le preguntaría es cómo se siente. Si me dijese que bien pero me duele la espalda, creo que me estoy haciendo vieja… le diría que nuestra manera de cocinar es una fuente de vida, de energía…

Dudo que mi madre lo entienda…

Hay mucha gente que no lo entiende. Mi trabajo es, simplemente, dar información. Si se recibe y se utiliza, bien. El problema es que cada vez hay más gente que no se encuentra bien y encuentran en la macrobiótica una forma de ponerse bien, por eso cada vez más mi trabajo es más fácil.

A medida que se vaya constatando qué cosas son más saludables las personas como tu madre se interesarán por ellas mismas, porque ellos quieren saber lo que tienen que hacer. Ahora empezamos a escuchar más que la comida puede prevenir la enfermedad ¡y nadie quiere ponerse enfermo!  Puedo decirle a tu madre que comiendo más verduras se sentirá mejor y ella considerar que no y que no quiere hacerlo.

El consejo que yo le doy a la gente que no puede o no quiere entrar en este tipo de alimentación es: come más verduras y siente lo que pasa en tu cuerpo

¿Una alimentación como la que usted nos enseña va acompañada de un cambio de mentalidad, de un cambio de vida?
Puede ser, pero no tiene que serlo para quienes no estén interesados en la filosofía que hay detrás. Al principio no es importante que la gente lo entienda. Yo no lo hice. Cuando empecé no sabía nada. Yo lo hice porque lo hacía el que más adelante sería mi marido, y por probar. Pero cuando vi el efecto que tenía la comida, entonces sí quise entender por qué pasaba. Lo primero es la comida y, después, entender el porqué.

¿Cree usted que el profundizar en ello va acompañado de una apertura mental, de una búsqueda de algo más?
Absolutamente, sí.
La gente no va andando por la calle y, de repente, dice hoy voy a hacerme macrobiótico.
A veces pasa que un amigo, un pariente o, en mi caso, mi futuro marido, hace este tipo de dieta…  en el caso de mi marido, por ejemplo, él nunca se ha puesto enfermo y, sin embargo, toda su familia tiene problemas de cáncer.
Cuando tienes un problema de este tipo tú puedes estar sentado en la consulta del doctor y, de repente, empezar a leer, y leer esto, y decirte a ti mismo necesitas un cambio.

La vida te habla…
Y hay personas a las que la vida no les habla, o mejor que no escuchan lo que les dice la vida, y entonces no lo hacen. Realmente, la vida nos está hablando todo el rato, pero muchas veces no escuchamos.

El miedo al cambio…
¡Sí, claro! Puedo tener mucho miedo, por ejemplo, a que mis amigos me dejen, a que mi familia se ría de lo que estoy haciendo y, como somos seres sociales, pensamos que un cambio puede desplazarnos de ellos. ¡Es terrible!

Cómo contempla la macrobiótica, con su filosofía, las demás disciplinas que hay en el mundo desde el punto de vista de la alimentación.
Depende… Algunos profesores macrobióticos no se abren tanto a otras disciplinas. Pero muchos de ellos piensan que no es importante hacer ayurbeda, vegetarianismo… si te alimentas de forma equilibrada, siempre que esto implique una filosofía de equilibrio, para ellos es hacer macrobiótica.

Creo entender que la macrobiótica integra una toma de conciencia, esto es, hago esto y lo hago por algo, pongo una intención ¿es correcto?
Sí, sí, siempre pensamos qué efecto tendrá esta comida en nosotros como seres humanos y también, a un nivel social, ecológico, hacia el exterior.

¿Cree que se podría programar una alimentación para conseguir cosas en nuestra vida a partir de la macrobiótica?
Sí, por supuesto. Mucha gente, después de practicar durante un largo tiempo con la macrobiótica, entiende que puede comer para hacer lo que quiere hacer en la vida. Aveline Kushi, la esposa de Michio Kushi, decía que tú cocinabas para crear al marido que tu quisieras a partir del que ya tienes.

¿Cuándo da el salto de enseñar a la gente a cocinar en sus cursos a tener un programa de televisión de ámbito nacional en un país como Estados Unidos?

Siempre he hecho demostraciones de cocina. Ya desde niña, cuando veía a Julia Child en la pantalla pensaba que era maravilloso que alguien estuviese cocinando en la televisión. Un día, después de una clase de cocina, mientras veía un programa de cocina en la tele mi marido me dijo deberías hacer eso, yo le respondí si averiguas cómo hacerlo, yo lo hago.
¡Y no pensé que encontraría la manera! Nunca más volvimos a hablar de ello.
Dos años más tarde, después de una clase, 3 personas se acercaron a mí. ¡Mi marido había invitado a 3 productores de TV para que se entrevistaran conmigo! Me propusieron hacer un programa de cocina y yo les dije, la verdad, ¡no sé si quiero! A partir de ahí escribí mi primer libro y todo empezó. Nunca pensé que tendría éxito, y menos con la comida macrobiótica, que sería imposible, pero en enero de 2012 empezaré mi decima temporada.

¿Suele llevar invitados a su programa?
A veces, sí, pero normalmente solo estoy yo.

Su marido, por lo que veo, ha abierto 2 puertas importantes en su vida… ¿alguna más?
Realmente él me salvo la vida. Siempre he pensado que yo tengo la visión y él hace el trabajo. Además, tenemos una compañía de viajes y él es el que siempre está pensando e inventando cómo enfocarlo todo.
Y en esta compañía de viajes… ¿dónde encaja Christina Pirello?
Las visiones de mi marido suelen venir porque yo me quejo de algo, porque algo no me gusta o lo considero estúpido… Una vez estábamos en las Islas Vírgenes tumbados en la playa y dije ¡aquí no hay nada para comer, estoy harta de pasta con bróculi! Así que él dijo vamos a hacer una compañía de viajes donde la gente pueda comer bien. Yo pensé que estaba loco. Esto fue en los años 90. Y ahora mismo, aunque acogemos a muy poca gente, tan solo 20 personas, vamos al Caribe, Italia, Croacia, puede que a España en un futuro…
Contrato un chef y ambos cocinamos. Son vacaciones de máximo relax, nada de estudio, ni clases… Normalmente reservamos una villa, nunca vamos de hoteles, nos quedamos como en casa, hacemos desayunos y cenas y buscamos lugares veganos para comer y sitios que ver.
Normalmente nuestros clientes vuelven a casa felices, descansados, contentos y con salud.

¿Qué he de hacer si quiero ir?
El próximo verano es el siguiente. Puede que vayamos a la Toscana en julio…

¿Tiene alguna página web para mantenerme informada?
¡sí: www.christinacooks.com!

Y puede ir cualquiera…

Sí, sí… viene todo tipo de gente, veganos, no veganos, macrobióticos… y cuando salimos a comer, si alguien quiere carne, toma carne. Pero cuando cocino yo, lo hago de forma macrobiótica.
Puede suceder que alguien pida carne al principio, cuando salimos, pero, al cabo de unos días, dejan de hacerlo.

Pero… la cocina macrobiótica, en general, ¿rechaza la carne?
No. A veces, algunas personas, pero en general, no. El 99%, no.

Quiero hacer una reunión con unos amigos que están deprimidos ¿qué les preparo de comer para que se pongan contentos y empiecen a caminar?

Haz una comida deliciosa vegano – macrobiótica: mucho aceite, un poco de sal, algo de frito, ensaladas y chocolate.

Algunos ingredientes? por favor…

Alcachofas, ensalada con cereales, tempura con un poco de sal para que estén más activos, y frutos secos con sal.

¿Qué les doy de beber?

Cerveza y vino… sangría.

¿Sangría?
¡Seguro! Sangría sin azúcar, con fruta.

Qué pasa con el alcohol en la cocina macrobiótica ¿no es perjudicial?

Realmente, nada lo es en pequeñas cantidades. Si la gente lo toma todos los días y en grandes cantidades es perjudicial para el hígado. Es cierto que hay mucha gente que, cuando come bien, y alimentos de calidad, ya no necesita beber tanto alcohol. Muchas veces se bebe alcohol porque la comida que se toma no es del todo buena.

¿No cree que el alcohol, como otras sustancias, te sacan de la realidad, levantan tus pies de la tierra?

Solo en exceso. Todo, con moderación, es admisible.

¿Le puedo sugerir una lista de estados emocionales y usted me da un alimento para cada uno?
Sí.

Triste
          Mijo.
Enfadado     Rúcula o endivias.
Exaltado      Arroz.
Contenta     Chocolate.

¿Seguro? ¿si ya estoy contenta como chocolate? ¿más happy todavía?  
Sí, sí.

Estresado     Calabaza.
Mi vida está paralizada     Cebada.
No tengo deseo sexual     Hojas verdes.
Deseo sexo todo el rato    No cambies nada, es perfecto.
Soledad     Quinoa y hojas verdes.
No sé poner límites     Arroz.
Exceso de responsabilidad     Dejar el trabajo.
No me importa nada     Maíz y zanahoria.
Necesito moverme laboralmente     En general, cualquier verdura, es para pensar con claridad.

Ayer, en el curso, dijo algo innovador… dijo que la comida es sexy… ¿cómo define la comida sexy?
Si conseguimos que la comida sea atractiva, apetitosa, que tenga una buena imagen, la hacemos más sexy a los demás. Si la comida que hacemos es muy aburrida, entonces no es sexy. También tenemos que enseñar con pasión.
Y eso nos despertará el apetito sexual?
¡Sí!
¿Cree que todo lo que seamos, pensemos… en el momento de cocinar, lo añadiremos a la comida?
Sí.
Entonces, si estamos mal, mejor no cocinar…
¡Sí!
¿Solo agua?
Mejor salir fuera.
¿Le gusta España?
Sí. El año pasado vine y me quedé con ganas de más, pero este año ha sido increíble. Es preciosa, y Barcelona, las Ramblas… me encanta.
¿Qué le parece la comida española?
Jajaja… es un poco pesada. Me gustaría más frescura.
Ayer comentó que la gente es, física y anímicamente, según lo que come…¿qué diría de los españoles?
Por ahora los veo bastante bien porque la comida que se está haciendo es bastante natural, no hay procesados, estos no se han introducido tanto como en otros países como Alemania. Italia, Francia, España… son países en los que la comida aún tiene un valor importante.
Y si pudiéramos aplicar esto a diferentes países en función de lo que comen… por ejemplo:

Indúes.
Mucho Ghee, porque el pelo es muy brillante y, a veces, un poco pegajoso, pero comen muchas verduras y eso les confiere una buena piel, y tampoco son muy gruesos, en general.

Sudamérica.
Tomates, especias y mucho dramatismo, precisamente por las especias. También tienen una piel muy bonita porque toman aceite de oliva.

Africa negra.
Una gran parte de la población africana come muy poco, y la calidad es muy pobre. La ayuda internacional que están recibiendo tampoco les ayuda lo suficiente para estar más sanos, en sus ojos, por ejemplo, se ve que no tienen una buena salud.

Y Europa?
En el norte se toman más lácteos y cremas. En el Mediterráneo la gente es más saludable ya que toma más aceite, más verduras y hay más sol.

¿Qué es lo que ha traído a España a Chistina Pirello? Usted es una mujer muy ocupada…
Sí, yo soy una mujer muy ocupada porque voy allá donde me invitan. Vine a Barcelona invitada por Esmaca y pensé que era una oportunidad muy interesante, además. Para mí es un desafío, en un país como España, donde la gente come de una forma muy tradicional, conseguir que las personas ajusten su alimentación para comer de forma más saludable. ¡Y a mí me gustan los desafíos!

Volverá a Esmaca?
Sí, si me invitan… Tendremos que ver qué dicen las encuestas.

www.christinacooks.com

Sobre El Autor

Especializada en fotografía gastronómica y bodegón creativo, ha colaborado con algunos de los mejores chefs del país. Grandes nombres de la alta cocina como Jordi Roca o Carme Ruscalleda confían en su detallista e inspirador estilo para plasmar sus creaciones culinarias. Desde su maravilloso estudio de Barcelona, esta fotógrafa inglesa nos cuenta algunos secretos de su trabajo, de su pasión.

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