Cómo congelar carnes y aves:
Procura, en la medida de lo posible, congelar las carnes ya fileteadas y separadas individualmente, ya sean de cerdo, ternera o ave.
Limpia bien las piezas de carne que vayas a congelar, eliminando la grasa innecesaria y los huesos de la carne que no vayas a aprovechar.
Las piezas grandes tardan más tiempo en congelarse y, en consecuencia, en descongelarse. Procura siempre descongelar estas piezas en el frigorífico.
Hay que tener especial cuidado con las carnes curadas, como puede ser el bacón, el jamón o el lomo ibérico. La presencia de sal en grandes cantidades (es el método empleado para su curación) en dichos alimentos acelera el proceso por el cual las grasas de dichas carnes se vuelven rancias, lo que estropea las cualidades organolépticas del alimento.
Por tanto no es conveniente conservarlas, al menos un tiempo demasiado prolongado en el congelador.
Cómo congelar pescados y mariscos:
Siempre congelaremos el pescado limpio de escamas y tripas. Mejor en filetes limpios.
Si queremos congelar piezas enteras de pescado, tendremos la precaución de limpiar los mismos antes de congelar.
Los pescados cocinados también podemos congelarlos. Tendremos en cuenta que en el caso de los pescados la descongelación afecta de manera notable a la textura de los mismos y procuraremos realizar estas acciones debidamente para no perder en demasía sus propiedades organolépticas.
Algunos mariscos es conveniente congelarlos antes de ser cocinados, tendremos en cuenta que una gran parte de los mariscos están compuestos por agua, congelar estas piezas de marisco nos permitirán fijar sus jugos y obtener un mejor resultado. En el caso de la langosta, el bogavante, etc que vayamos a abrir por la mitad, es recomendable adquirirlos muy frescos y congelarlos durante media hora antes de consumir para fijar dichos jugos.
Otra recomendación que podemos ofrecer a este respecto es congelar gambas, cigalas y langostinos que adquiramos frescos, vivos, para pelarlos con mayor facilidad si vamos a cocinarlos o servirlos pelados.
En el caso de los moluscos, como almejas o mejillones, podemos congelarlos vivos o la carne de los mismos una vez abiertos, cocidos.
Los cefalópodos como pulpo o calamares podemos congelarlos sin dificultad. Es recomendable congelarlos una vez limpios.
Cómo congelar huevos:
Los huevos, al tratarse de un líquido, que, recordemos se expandirá una vez congelado, no debemos congelarlos enteros, con cáscara. Puedes congelarlos batidos o por separado yemas y claras.
Podemos envasar las claras de huevo en recipientes herméticos, sin otro aditivo y congelarlas sin problema.
Lo mismo que las yemas salvo que en este caso añadiremos una cucharadita de sal o azúcar, dependiendo de a qué preparación vayamos a destinar las claras, para una mejor conservación.
Pero ambas, yemas y claras, mejor por separado. Dicho esto, es mejor adquirir los huevos necesarios para el consumo y degustarlos frescos.
Los huevos cocinados en tortilla pueden congelarse sin dificultad, del mismo modo que la mayoría de los platos cocinados.
Lo que no es muy recomendable es congelar huevos duros puesto que adquieren una textura elástica y poco agradable.