Cómo congelar líquidos:
Podemos congelar la gran mayoría de los líquidos, unos, en función de su composición, se congelarán antes que otros o a temperaturas diferentes. Tendremos en cuenta la composición del liquido a congelar y procederemos adecuadamente a congelarlo.
Recordemos que los líquidos, por lo general , se expanden una vez congelados, aumentan su volumen, por lo que no congelaremos los líquidos en un recipiente demasiado lleno. Dejaremos un espacio adecuado para que el liquido pueda expandirse sin romper el recipiente de conservación.
Cómo congelar lácteos:
Evitaremos congelar la leche y el yogurt fresco si no es estrictamente necesario. La grasa de la leche fría y el agua que contiene se cristalizan durante la congelación en grandes cristales de hielo que rompen las proteínas de la leche. Una vez descongelada podemos encontrar glóbulos de grasa flotando en la leche, grumos, que no son sino parte de las membranas rotas que flotan en la leche. Estos grumos, si calentamos la leche después de descongelarla, pueden traducirse en pequeños “charcos” de grasa.
Si podemos congelar leche homogeneizada, nata liquida o yogures con más de un 40% de materia grasa, aunque tampoco es lo más recomendable. Mezclaremos estos lácteos con una proporción baja de azúcar para congelarlos debidamente.
Algunos productos lácteos, como la mayoría de los quesos o la mantequilla se pueden congelar sin ningún problema. Tendremos en cuenta el principio de las materias grasas y evitaremos prolongar el congelado de estos alimentos si no es necesario.
Las masas elaboradas a base de lácteos como las quiches, croquetas, flanes, pudins o semejantes, si podemos congelarlas sin ningún problema ya cocinados.
En el caso de las croquetas, al tratarse de una bechamel podemos congelarlas antes o después de cocinarlas.
Cómo congelar cremas, sopas, salsas:
Las cremas, sopas o salsas también pueden congelarse teniendo en cuenta su composición, las elaboraciones más problemáticas son aquellas compuestas por lácteos, donde la formación de cristales de hielo podría alterar en ocasiones la estructura de la salsa y romper las formaciones hasta estropear la textura de la salsa.
En ocasiones y en función del resto de ingredientes presentes en la salsa, podemos volver a “recomponer” la estructura de la salsa triturando la misma.
En el caso, por ejemplo, de la salsa bechamel, y debido a su composición final, podemos congelarla sin problema.
Las salsas, siendo un medio liquido o semi-liquido, también aumentarán de volumen durante la congelación. A tener en cuenta!