De carne blanca y fina, su aspecto recuerda mucho al del gallo o el lenguado. Presenta un cuerpo de color gris plateado con una característica mancha negra en cada costado. La aleta dorsal tiene largos filamentos y las aletas pectorales y ventrales están bien desarrolladas. Es de color moteado irregular con una coloración gris dorada, con reflejos plateados en el vientre y manchas amarillentas en los flancos. Mide unos 40 cm y pesa entre 1,5 y 3 kg.
El sabor de su carne es intenso, ligeramente amariscado y aromático. Su hábitat está en el Mar Mediterráeno, el Mar Negro y el Atlántico oriental, desde Noruega hasta Sudáfrica, Nueva Zelanda, Australia y Japón.
En la cocina
Uno de los inconvenientes de este pescado es que puede aprovecharse muy poco ya que la mayor parte del peso se lo llevan las abundantes espinas y la cabeza. En general suele prepararse fileteado y al horno, mientras que los ejemplares más pequeños se utilizan para aportar sabor a sopas de inspiración marinera, como la bullabesa. También queda delicioso preparado a la plancha, con un chorrito de aceite de oliva, zumo de limón y alguna hierba aromática.
¿Lo sabías? Se dice que el apóstol San Pedro pescó un hermoso pez que llevaba una moneda de oro en la boca. Agradecido, lo devolvió con vida al mar y al cogerlo dejó impresas las dos manchas oscuras que esta especie luce en el costado. Precisamente de esta leyenda procede el nombre del pescado.