Cocina saludable, creativa y sostenible
Tatiana Guimarães se enamoró de Barcelona hace 15 años, ciudad en la que reside desde entonces y donde desarrolla su actividad profesional que evolucionó naturalmente desde el diseño gráfico hacia el diseño sostenible. En esta última faceta es donde más a gusto se siente y en la que reconoce su verdadera esencia. Ha visitado Delicooks con algunas de sus creaciones y nos ha regalado además de su sonrisa, unos platos deliciosos.
¿Cuándo descubres que hay otra manera de hacer las cosas y comienzas el camino hacia un diseño ecológico o más comprometido?
No fue exactamente un descubrimiento, y sí un camino natural. Siempre estuve muy conectada a la naturaleza y ya de adolescente empecé a interesarme por el bienestar y, consecuentemente, por la comida natural… Cuando empecé a trabajar como diseñadora, me preocupaba si la tinta que usaba era tóxica, buscaba aprovechar a lo máximo los materiales para no haber desperdicio, recuperaba materiales que me parecían atractivos para transformarlos en un nuevo producto… es decir, naturalmente se fue trasladando mi forma de ser a mi forma de trabajar. Esta siempre fue mi manera de hacer diseño. Así que puedo decir que mis diseños son un reflejo de mi forma de vivir… y mi camino hacía el diseño sostenible fue muy natural. De hecho, en este momento (1997) aún no se hablaba de sostenibilidad o diseño ecológico ¡Me llamaban de “hippie”!
¿Cómo definirías la sostenibilidad en el diseño?
La sostenibilidad aplicada al diseño va mucho más allá del reciclaje. Es importante tener claro que reciclaje y sostenibilidad son conceptos totalmente distintos. Para que un diseño sea sostenible hay que pensar en todo su ciclo de vida: desde su origen hasta su devolución a la naturaleza una vez acabada su vida útil. Primero hay que diseñar teniendo en cuenta el mínimo uso de todo: materiales, energía, agua, transporte y procesos productivos. Es importante privilegiar, siempre que posible, materiales autóctonos y certificados (de procedencia ecológica) y el uso de procesos limpios (sin contaminantes).
Otro punto muy importante es no usar materiales no compatibles en un mismo producto. Caso no sea posible, que sea de fácil separación para su devolución a la naturaleza. Por ejemplo: hacer una silla con revistas pero usando resina para unirlas es un ejemplo de producto reciclado porque estás reutilizando un material desperdiciado, pero NO es sostenible porque no podremos devolver esta silla un día a la naturaleza para que vuelva a ser un recurso. El papel y la resina son materiales incompatibles y no podemos separarlos en este caso. Para que un diseño sea sostenible es fundamental que el ciclo de vida de un producto no tenga un fin. El ciclo siempre debe estar en movimiento y un producto debe tener la oportunidad de volver a ser un recurso caso acabe su vida útil para que luego pueda volver a ser un nuevo producto… Hay una gran confusión en estos conceptos por esto veo importante dejar claro que ni siempre un producto reciclado es sostenible y un producto sostenible debe ser reciclado.
¿Después de un tiempo de abundancia y lujos se impone la tendencia a la simplicidad y conservación no solo en el diseño, una moda o una necesidad?
Prefiero llamar de un “camino o tendencia natural”. Es natural que en un momento dónde haya tanta información y opciones de productos, muchos de ellos masivos, desechables y de poca calidad, empecemos a buscar, o incluso recuperar, caminos más simples, de más calidad y duraderos. Un movimiento siempre tiende a generar un contra-movimiento.
¿Hemos despilfarrado y desestimado materiales… por falta de creatividad o de conciencia?
Ahora las personas piensan más antes de comprar, se informan y buscan productos más duraderos… Yo vengo de un país (Brasil) dónde hay una gran desigualdad social y siempre he visto las personas más humildes creando por necesidad. Es increíble como “vuela” la imaginación cuando hay falta de recursos.
La facilidad para comprar productos a precios muy bajos generó un consumo desenfrenado. Creo que la crisis es un gran componente para el rescate de la consciencia y para fomentar la creatividad.
¿Hay algo mágico en el acto de embellecer un residuo o un objeto en desuso, cuál es el aspecto que más te gusta?
A principio veo todos los residuos como materiales – unos muy atractivos otros menos atractivos – pero no deja de ser un material como otro cualquiera. Yo lo trabajo como si estuviera trabajando con un material virgen. Cuando reutilizo materiales u objetos suelo elegir los que más me inspiran y me parecen más atractivos. Pero “embellecerlos” aún más depende de la mirada de cada uno. Lo que más me gusta es sacarle de su contexto habitual y llevarlo a otro totalmente distinto. Darle una nueva vida, darle un nuevo valor. Y hacer con que el mínimo de materiales y procesos puedan generar el máximo de sensaciones y funciones. Este concepto es el hilo conductor de todos mis diseños: desde del diseño de una joya hasta un embalaje o un mueble. La sostenibilidad es básica en mi trabajo pero el minimalismo, las sensaciones y la versatilidad son quizás los puntos más fuertes.
¿Qué material te inspira más?
Todos, los que me parezcan atractivos. Ahora mismo acabo de diseñar una colección para Vinçon y para la Fundació Joan Miró con la piel 100% reciclada. Es un material autóctono, generado por el excedente de piel de las fábricas de zapatos… Además es muy versátil, elegante y permite diversas posibilidades de impresiones. No paro de tener ideas con este material.
¿El gusto por una cocina saludable influye en tus diseños?
Totalmente. De hecho, como ya comenté, mis diseños son reflejos de mi vida. Y mi interés por la cocina saludable empieza desde mi adolescencia y, naturalmente, fue trasladando este concepto o consciencia a mi trabajo… La comida saludable ha sido y siempre será una gran inspiración para mí.
¿Cuáles son tus alimentos preferidos?
¡Qué difícil! Me gusta mucho comer bien y soy muy abierta a experimentar… me gustan todas las frutas y legumbres… pero sobretodo me gusta viajar para conocer nuevos alimentos, especies y maneras de cocinar. En casa siempre tengo variedad de cereales: quinoa, cebada, trigo, bulgur… y variedad de frutas y legumbres. También me encanta cocinar con tempeh, seitán y tofú. Estoy siempre experimentado platos nuevos, sobretodo, reinventando.
¿Algún consejo para reciclar y optimizar en la cocina?
Yo suelo aprovechar las hojas de las zanahorias, remolachas y brócoli para hacer una crema de verduras, triturándolas juntas en la batidora con otras verduras que ya están muy maduros. A veces añado un poco de batata o boniato. Queda exquisito y energético. Cuando compro menta, como viene mucha, pues las pico para añadir a las ensaladas y uso las ramas enteras que no están muy bonitas para aromatizar el agua. Así como en el trabajo, en la cocina también intento usar lo mínimo para hacer lo máximo. No me gusta comprar más que necesito y si veo que algún alimento va a estropear, pues busco una manera de comerlo para “salvarlo”.
Cuéntanos algún proyecto, o sueño, que quieras realizar…
Hay varios, pero hay uno que siempre estuvo muy presente: es poder dedicarme también al “diseño social”. Me gustaría trabajar con un grupo social más humilde, con necesidades más reales o más básicas. Y poder canalizar mi creatividad y experiencia hacía proyectos que puedan ayudar, de cierta forma, a que este grupo pueda tener más calidad de vida y, por lo tanto, más posibilidad de trabajo y más autoestima.