Langosta

la-despensa-langostaEste crustáceo marino de 10 patas se caracteriza por la presencia de unas largas antenas, espinas en el costado y ausencia de pinzas (a excepción de las hembras que poseen dos en el quinto par). Su caparazón es de tono marrón-naranja y su parte comestible apenas supone un tercio del total en vivo. Su carne es muy fina, consistente y delicada, aunque menos sabrosa que la del bogavante. Suele medir entre 25 y 50 cm llegando a pesar entre 700 g y 7 kg. En Europa, el tamaño mínimo permitido para su consumo está fijado en los 23 cm.
Entre las variedades más comunes están la langosta roja o real ( la más apreciada), la langosta rosada de Portugal (de carne fina), la langosta americana (de carne más insípida), la langosta cubana y la langosta verde (procedente de Mauritania y de carne menos sabrosa).
Su carne es rica en proteínas, ácidos grasos omega 3, selenio, fósforo, yodo, zinc, sodio, magnesio y calcio, así como vitaminas del grupo B y vitamina E.
Temporada
La captura de este crustáceo se autoriza solamente durante los meses de primavera y verano, aunque podemos disfrutar durante todo el año de ejemplares procedentes de piscifactoría.
Cómo se compra
Normalmente, la langosta está disponible entera y viva en los mercados y pescaderías. No obstante, también puede adquirirse cocida o congelada. Los ejemplares medianos tienen una carne más sabrosa y fina. Por su parte, las langostas hembras contienen mayor cantidad de carne comestible que los machos y transportan las huevas, todo un manjar para paladares selectos. A la hora de elegir un ejemplar debe comprobarse que está viva (normalmente mueven una pata, la antena o la cola), que no le falte ningún miembro o que no presente algún deterioro. Las antenas deben estar tiesas y los ojos brillantes. Si se quiere servir sola se necesitarán como mínimo dos kilos y medio de langosta viva para porciones medianas de cuatro personas.
En la cocina…
La mejor forma de disfrurar con la sabrosa, fina y consistente carne de la langosta es cocinándola de la forma más natural posible: cocida o a la plancha. Si el ejemplar es grande se recomienda cortarla por la mitad en vivo y empezar a cocerla por la parte de la cáscara para terminarla por la parte de la carne. Si optamos por cocerla conviene recordar que tan importante como la cocción es su enfriado. Por ello, se recomienda sumergir el marisco en agua helada una vez cocido para que se enfríe rápidamente. De esta forma conseguiremos que la carne quede más prieta, evitando que se recueza por dentro. Normalmente basta con 20 minutos de cocción en agua salada.
La langosta también es un excelente ingrediente de platos marineros como las calderetas, guisos, arroces y ensaladas. También se puede preparar en salpicón, sopas, cremas, mousses, soufflés…
Cómo se conserva
El marisco vivo debe consumirse cuanto antes. De lo contrario se recomienda cocerlo cuanto antes y guardarlo en la zona más fría del frigorífico, dejándolo cubierto con un paño húmedo escurrido. Como mucho deberemos consumirlo en un par de días. La langosta puede congelarse, ya sea en crudo o cocida. Eso sí, una vez descongelada, no se puede volver a congelar, a no ser que se cueza previamente en el caso de que viniera en crudo.
¿Lo sabías?
La langosta era un alimento muy común en los grandes banquetes romanos. Ya existen recetas de salsas para acompañar este crustáceo en el siglo I d.C.

Algunas recetas con langosta

Sobre El Autor

Especializada en fotografía gastronómica y bodegón creativo, ha colaborado con algunos de los mejores chefs del país. Grandes nombres de la alta cocina como Jordi Roca o Carme Ruscalleda confían en su detallista e inspirador estilo para plasmar sus creaciones culinarias. Desde su maravilloso estudio de Barcelona, esta fotógrafa inglesa nos cuenta algunos secretos de su trabajo, de su pasión.

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