Originario del sur de China, el litchi (Litchi sinensis) pertenece a la familia de la sapindáceas y su cultivo abunda en zonas de clima tropical y subtropical. Conocido también como ciruela china, su mejor temporada se extiende entre los meses de noviembre a febrero, aunque puede encontrarse durante todo el año desecado y en almíbar.
Características
De tamaño pequeño (unos 3 cm de diámetro) y forma ovalada, su aspecto se asemeja al madroño. Presenta una piel dura de color marrón-rojizo vivo recubierta de pequeñas escamas, mientras que su pulpa es blanquecina, muy jugosa y de textura parecida a la de las uvas.
Propiedades
De elevado contenido en agua, destaca especialmente su aporte de carbohidratos, vitamina C, ácido fólico y minerales como el hierro, el zinc, el magnesio y el potasio. Bajo en proteínas y grasas, su aporte calórico apenas supera las 35 kcal. por cada 100 g de fruta.
En el mercado
Deben desecharse los ejemplares que se presenten arrugados ya que es muestra de un exceso de maduración. Su piel debe mostrarse seca y tersa (de lo contrario indica que lleva tiempo almacenada). Siempre es mejor elegir litchis con tallo y, a ser posible, que conserven todavía algunas hojas cuyo aspecto nos ayudará a valorar la frescura de la fruta.
Cómo se conserva
En el frigorífico y en el interior de bolsas de plástico con papel absorbente en su interior se conserva bien durante un par de semanas. Acepta muy bien la congelación y de esta forma mantiene intacta sus condiciones organolépticas durante un año.
En la cocina
Lo más común es consumirlo crudo y puede utilizarse en todo tipo de macedonias, ensaladas, zumos, batidos, mermeladas, pasteles… También combina bien en platos a base de carne, pescado o arroz.
¿Lo sabías?
Ya se cultivaba en China en el 2000 aC. En la medicina tradicional de este país su consumo se utiliza para mejorar la circulación sanguínea, así como antiinflamatorio y para aliviar problemas digestivos.