Perteneciente a la familia de las crucíferas, el berro (Nasturtium officinale) está considerado como uno de los vegetales más antiguos utilizados para el consumo humano. Se trata de una planta acuática (o semiacuática) con grupos de varias hojas alargadas y de color verde oscuro. De aroma característico, su sabor ligeramente picante pero con un toque dulce recuerda al de la mostaza.
Propiedades
Es una de las verduras más ricas en antioxidantes, como la vitamina C, el ácido fólico, el beta-caroteno o pro-vitamina A y la vitamina E. También es muy rica en fibra lo que es ideal a la hora de estimular las secreciones digestivas. En cuanto a los minerales, contiene considerables cantidades de yodo, calcio y hierro.
Variedades
Las más significativas son:
– De hoja fina: De sabor menos intenso y más perecedero.
– Carnoso: De hojas gruesas y fuertes tallos, es el que mejor se conserva.
– Boulanger: De uso gastronómico muy extendido en Francia. Por sus hojas anchas resulta ideal en ensaladas.
En el mercado.
Se recomienda optar por los ejemplares que presenten un aspecto fresco y con las hojas de color verde intenso y en buenas condiciones, sin roturas o partes oscuras.
En casa
Se trata de una verdura bastante perecedera y conviene consumirla cuanto antes. En el frigorífico debe conservarse en la parte más fría y envuelta con film papel durante un máximo de tres días. Si aún conserva las raíces, podemos conservarla en un bol con un poco de agua y a temperatura ambiente. No acepta bien el proceso de congelación.
En la cocina…
Se consume principalmente crudo, como ingrediente en todo tipo de ensaladas o como simple guarnición en salsas y platos a base de carne, pescado o pasta. Es ideal para batidos o incluso para darle un sabor especial a un pesto. También puede añadirse como condimento en sopas, verduras y cremas, o utilizarlo en sandwiches.
¿Lo sabías?
En la antigua Roma, se decía que su nombre derivaba de nasus tortus (que hace torcer la nariz) por los gestos que provocaba su sabor amargo.