Qué es lo que comemos y por qué
Eres acompañante terapéutico, naturópata, asesora nutricional y cocinera “saludable”, ¿cómo has recorrido este camino?
Ha sido un recorrido gradual. Comencé mi formación y trabajo en cocina, luego continúe en el mundo de la nutrición, y la naturopatía, me sirvió para poder fundamentar el valor terapéutico que tiene la alimentación, la importancia de una buena digestión, del inmenso poder de los alimentos, de lo que dicen de nosotros ciertos hábitos y a confirmar que la comida es medicina.
¿Qué opinas de la alimentación tal y como está en este momento?
La alimentación se ha desnaturalizado e industrializado. Hemos desconectado de lo que es una dieta sencilla, equilibrada y con productos naturales. Los sabores artificiales generan adicción y la falta de riqueza en el suelo por los cultivos intensivos generan déficit de nutrientes. Deberíamos preguntarnos más a menudo qué es lo que comemos y porqué. Los patrones dietéticos revelan muchas cosas sobre nosotros. Explorar nuestra relación con la comida puede ser enriquecedora y curativa.
¿Sigues alguna escuela o línea en concreto en la nutrición?
La mejor escuela sigue siendo escuchar nuestro propio cuerpo y poder saber que alimentos nos favorecen y cuáles no. Hay muchas opciones y muy válidas. Creo que lo importante es abordar la elección de los alimentos de manera que sea creativa, divertida y contribuya a la curación.
A los cambios en la dieta, acompañan inevitablemente otros cambios en la vida, al modificar ciertos hábitos liberamos nuestra mente de patrones de repetición.
Cuéntanos una fórmula para perder peso sin morirnos de hambre en el intento.
El primer paso es una limpieza depurativa, para poder quitarnos peso necesitamos las vías de eliminación bastante descongestionadas, hacer primero una puesta a punto de nuestro sistema digestivo es la mejor forma de obtener buenos resultados. Y siempre es una buena manera de iniciar un proceso. Puede ser una mono dieta a base de de frutas, verduras, algunos cereales, dependiendo de cada persona y de la estación.
Otro recurso complementario es cenar muy poco y bastante temprano, preferiblemente verduras, para que el sistema digestivo tenga tiempo de hacer su trabajo y descanse. Realizar caminatas por la mañana para activar el metabolismo, beber suficiente agua. Hay muchos truquillos pero quizás el más importante es vivir con optimismo el cambio en la dieta.
¿Y una receta sana que esté en tu “top ten” para invitar a comer a los amigos?
Pizza de polenta con verduras. Es un plato divertido y una alternativa a la pizza convencional. Si no tenemos sensibilidad al maíz, es muy digestivo. Siempre una infusión digestiva después de comer, jengibre, hinojo, boldo…