Este pequeño molusco bivalvo (Chamelea gallina), muy parecido a la almeja pero más económica, mide apenas un par de centímetros, su concha es fuerte y de un color que varía entre el blanco y el gris, pasando por los verdes y violáceos. Pertenece a la familia de los venéridos y vive enterrada en la arena o el fango de aguas poco profundas. Su carne es blanda y suave.
Propiedades
La carne de la chirla contiene abundante agua, proteínas y minerales como sodio, calcio, hierro y potasio. También es rica en vitaminas A y B, y tiene poco aporte calórico.
Conservación
La chirla aguanta bien en el frigorífico durante un máximo de dos días. No es recomendable congelarla y si lo hacemos conviene asegurarse de que sean ejemplares bien frescos. En este caso, debe hacerse a una temperatura de entre -18 y -22 grados.
En el mercado
A la hora de adquirir chirlas es importante fijarse en que todos los ejemplares elegidos mantengan las valvas cerradas. Si alguna permanece abierta es señal de que el ejemplar está muerto y no es apto para el consumo.
En la cocina
La chirla es un ingrediente idóneo en la elaboración de platos de inspiración marinera como arroces, sopas de pescado, guisos, pasta… También es una excelente aliada en platos de pescado blanco, como el rodaballo o la merluza. Al prepararla, se recomienda sumergirla en agua fría con abundante sal durante una hora. De esta forma nos aseguraremos de que suelta toda la arena de su interior. Si disponemos de poco tiempo, podemos optar por bañarlas en agua y vinagre durante unos minutos, proceso que acelerará la deseada pérdida de arena. Una vez cocinadas, conviene desechar aquellos ejemplares que todavía mantengan sus valvas completamente cerradas.
¿Lo sabías?
– El Golfo de Cádiz es uno de los lugares donde abunda especialmente este pequeño pero delicioso molusco.
– Se puede saber la edad de una chirla contando el número de anillos de su concha.