Este pescado blanco, parecido a la lubina, pertenece a la familia Sciaenidae, grupo caracterizado por la presencia de una aleta dorsal larga cerca de la cola. Conocido también como perca regia, su tamaño varía mucho y puede llegar a medir hasta 2 metros (su captura es muy apreciada entre los aficionados a la pesca deportiva). Habita en las profundidades, desde el Atlántico Oriental al Mediterráneo. De cuerpo esbelto y de color gris plata más oscuro en la parte superior y las aletas de un tono rojo pardo, muestra escamas grandes y una amplia boca, con hocico redondeado y pequeños dientes afilados dispuestos en varias líneas.
Propiedades
La carne de corvina tiene un contenido muy bajo en grasas por lo que se recomienda en dietas de adelgazamiento. Aporta una interesante cantidad de ácidos grasos omega 3, proteínas y minerales como fósforo, calcio y hierro.
En el mercado
Puede encontrarse corvina fresca y entera, cortada en rodajas, en filetes o congelada. Abundan los ejemplares procedentes de acuicultura siendo más baratos que las especies salvajes. A la hora de elegir un ejemplar de corvina, debemos fijarnos en la firmeza de su carne, las escamas deben mantenerse bien adheridas a la piel y sus ojos deben mostrarse brillantes y nunca hundidos. Los ejemplares de mayor tamaño poseen un sabor más intenso
Conservación
Al tratarse de un pescado bastante perecedero, conviene mantenerlo bien refrigerado durante un máximo de dos días antes de consumirlo. Debemos guardarlo separado y protegido de otros alimentos a los que pueda contaminar o transmitir su olor (ensaladas, postres caseros, platos preparados…).
En la cocina
La sabrosa y tersa carne de la corvina puede prepararse a la plancha, a la sal, al horno, a la brasa, guisada, en papillote… También es un pescado muy apreciado para consumir crudo y marinado en el tradicional ceviche.