Este pescado blanco y semigraso de característica forma ovalada, comprimido, alto, de cabeza grande y ojos pequeños, presenta colores que van desde el gris plateado oscuro al blanquecino o gris claro. Para distinguirlo de otras especies hay que fijarse en la característica banda dorada vertical situada entre sus ojos.
Su apreciada carne blanca puede disfrutarse durante todo el año gracias a los cultivos de piscifactoría.
Habita en aguas poco profundas y de suelos arenosos o de roca del Atlántico y el Mediterráneo. Pertenece a la familia de los espáridos, como el sargo y el besugo,
Propiedades
La apreciada carne blanca de la dorada (Sparus aurata) es rica en vitaminas de los grupos B, A y E (de acción antioxidante), así como minerales (fósforo y potasio, especialmente).
En el mercado
La dorada suele venderse por piezas completas cuyo peso oscila entre los 800 g y los 4 kg. A la hora distinguir los ejemplares salvajes y los de piscifactoría hay que fijarse en que los primeros presentan una coloración de piel más apagada y suelen ser de menor tamaño (unos 40 cm de largo) frente a los 70 cm de las doradas salvajes. La carne del ejemplar a comprar debe mantener una consistencia y textura firmes, las agallas deben tener una coloración rojiza, los ojos sin hundir y brillantes, así como despedir un agradable olor a mar.
No hay que confundir la dorada con otro pescado muy parecido pero de calidad inferior. Se trata de la salema (Sarpa sarpa) que se diferencia por la presencia de una banda amarillenta que surca su cuerpo a lo largo.
Conservación
Al resultar bastante perecedera, debemos esperar a comprar la dorada hasta el último momento antes de regresar a casa. Ya en el domicilio, debe guardarse en la parte más fría del frigorífico como máximo durante uno o dos días. De lo contrario, es mejor congelarla y de esta manera podremos mantener intactas sus propiedades durante 4 o 5 meses.
En la cocina
Además de la clásica y conocida dorada a la sal, este pescado puede elaborarse guisado (en caldereta, por ejemplo), asado, a la brasa, al horno, a la espalda…
¿Lo sabías?
El consumo de dorada se remonta a las épocas más antiguas de nuestra civilización. De hecho, se han hallado restos de espinas de este pescado en yacimientos arqueológicos.