Un ejemplo en la cocina saludable
Tu formación está basada en la naturopatía y eres colaboradora de numerosas publicaciones en los que tratas de temas relacionados con la vida saludable.
¿Cuál es tu concepto de la gastronomía?
Yo entiendo la cocina como uno de los más importantes recursos que tenemos para que nuestro organismo funcione de manera óptima. Para ello creo necesario que los platos que se creen tengan en cuenta no sólo los sabores, los montajes o las combinaciones que se puedan hacer sino sobre todo si los ingredientes empleados y los métodos de cocción son los más adecuados para nuestra salud.
Uno de tus proyectos se denomina La cocina de la felicidad. ¿Nos puedes decir en qué consiste?
La cocina de la felicidad está en el mercado desde hace casi dos meses y con muy buena acogida. En él recogemos estudios hechos sobre lo que ciertos alimentos son capaces de producir en el organismo tanto a nivel físico como a nivel psíquico, y luego complemento la información con algunas recetas que contienen ese tipo de alimentos.
…algunos de los alimentos tienen capacidad de inducirnos a un estado de relajación, otros son susceptibles de acusar aún más un estado de estrés, y otros incluso nos podrían ayudar a mejorar nuestra calidad de sueño o nuestra sexualidad.
Desde luego que todo siempre ha de ir enmarcado en un plan general de cuidados dietéticos porque los alimentos pueden ser muy funcionales pero no hacer milagros “per se”.
¿De qué modo nació tu amor e interés por la cocina?
De pequeña me gustaba mirar programas de televisión donde se cocinaba, yo copiaba las recetas que me gustaban y luego las hacía en casa con resultados bastante desastrosos…Luego de mayor trabajé en un programa de televisión en el que había cocina (como los que yo miraba cuando era pequeña) y aprendí a maravillarme con la alquimia de la cocina. Al final hice amistad con una de las mejores chefs del programa y ella me dejaba ir a la cocina de su restaurante a ayudar y así fui aprendiendo algunas cosas. Más tarde conseguí hacer un stage de pastelería en Paris, pero nada me cautivó tanto como la cocina natural. Ya a los veinte años había dejado de comer carne y me había apuntado a un curso de cocina naturista, pero luego la vida me llevó por otros rumbos hasta que al final todo empezó a encajar en mí y volví a mis “orígenes”, a lo que más tenía que ver conmigo: combiné mis estudios de naturopatía con la cocina sana y es lo que hago actualmente.
Tus libros y tu cocina defienden una gastronomía equilibrada y respetuosa con el medio ambiente, ¿de qué modo podemos combatir a través de la cocina los daños en el medio ambiente?
Muchas cosas podemos hacer. Por empezar consumir agricultura ecológica siempre que sea posible; en la agricultura convencional se utilizan muchos productos químicos que empobrecen el suelo y contaminan el ecosistema (además de que contaminan nuestro propio sistema orgánico). Otro punto importante es hacer un consumo sostenible, es decir consumir productos locales y del tiempo. Hay algunos alimentos que viajan muchísimos kilómetros para llegar a nuestra mesa con un gasto energético muy alto, no olvidemos que los medios de transporte emiten CO2 que aumentan el famoso efecto invernadero tan dañino para la atmósfera. También el consumo masivo de productos derivados de rumiantes como la vaca (leche, carne) aumentan el efecto invernadero porque estos animales largan gases como el metano, un gas que contribuye hasta 25 veces más al efecto invernadero que el CO2. Y por último creo que también podemos ayudar al medio ambiente haciendo basura selectiva para el reciclaje y hacer un uso responsable de las bolsas del supermercado ¿porqué no volver al carrito de la compra?
¿Qué retos profesionales tiene pendientes Adriana Ortemberg?
Me gusta mucho escribir libros que combinen consejos de salud y cocina. Ahora mismo estoy trabajando en un libro de “comer a la fresca” y en otro relacionado con niños.