Pocas hortalizas concentran en tan poco espacio propiedades tan beneficiosas como el rábano, sea cual sea su variedad.
De la familia de las crucíferas, este tubérculo ya era consumido como alimento hace más de 4.000 años y fue introducido en Europa por griegos y romanos durante el primer milenio a.C.
Características
Redondo o alargado según la veriedad, suele medir entre 10-15 cm y su peso no supera los 70 g. La piel puede ser negra, morada, roja o blanca, la pulpa siempre muestra un tono blanquecino y el sabor es ligeramente picante. Entre las variedades más comunes está el rábano japonés o daikon (de forma cilíndrica-alargada, color blanco y sabor picante), el rábano negro o de invierno (de forma cilíndrica-alargada, piel negra y carne blanca), y el rabanito (de forma esférica, ovalada o cilíndrica, piel rojiza y carne blanca).
Temporada
Mientras que los rábanos alargados son más propios del verano, los redondos son de primavera. El resto del año también podemos encontrarlos gracias a los cultivos de invernadero, aunque los ejemplares más sabrosos aparecen entre los meses de mayo y julio.
En el mercado
Al comprar rábanos hay que optar por aquellos de tamaño medio, con cuerpos carnosos, firmes y de color brillante. La piel no debe presentar golpes o fisuras y las hojas deben tener un aspecto fresco, señal que han sido recolectados hace poco tiempo.
Conservación
Deben guardarse siempre en la nevera y en el interior de una bolsa de plástico previamente perforada. De esta forma conservan todas sus propiedades durante una semana, aproximadamente.
En la cocina
Suele consumirse fresco como ingrediente en todo tipo de ensaladas, o bien rehogado como guarnición en platos de carne o pescado.
¿Lo sabías?
Es una hortaliza muy rica en vitaminas, en especial las del grupo C y los folatos. En cuanto a los minerales, es especialmente rico en potasio y yodo. Diurético y depurativo, su consumo habitual es beneficioso en caso de hipertensión, hiperuricemia y gota, cálculos renales o retención de líquidos.