Procedente del este de Asia, los tubérculos de esta planta herbácea son comestibles y muy apreciados en la cocina japonesa.
Características
Conocida también como alcachofa betónica o crosne (en honor al pueblo francés donde fue presentada por primera vez en Europa, allá por el año 1882), pertenece a la familia de las lamiáceas (como la menta). Sus pequeños tubérculos muestran un aspecto globuloso y carnoso de tono amarillo pálido o blanquecino que miden aproximadamente unos 8 cm de largo y 2 cm de grueso.
Temporada
Podemos encontrarlo durante todo el año aunque su mejor época se da entre los meses de noviembre y marzo.
En el mercado
A la hora de comprar este peculiar tubérculo es importante fijarse en que los ejemplares elegidos conserven su color blanquecino característico y que se muestren firmes y suaves al tacto. Normalmente podemos encontrar crosnes en establecimientos especializados en ingredientes asiáticos o tiendas gourmet.
En la cocina
Este tipo de tubérculo puede comerse crudo o cocido al vapor, salteado con mantequilla, frito, en tempura… También es delicioso como un ingrediente más en ensaladas, platos de carne, pescado, guisos de legumbres, sopas… Eso sí, es importante cocinarlo poco para poder disfrutar mejor de su crujiente textura.
¿Lo sabías?
Su elevado contenido en fibra hace de este tubérculo un alimento muy recomendable para mejorar el tránsito intestinal. También contiene betaína, que mejora la digestión y estimula las secreciones biliares. Contiene unas 75 calorías por cada 100 gramos y es rico en carbohidratos.