Conocida también como chile (del náhuatl, chilli), la guindilla es un condimento muy utilizado tanto en la cocina india como en la mexicana. Su cultivo se remonta a 6.000 años atrás y a partir de las expediciones de Cristobal Colón, su uso se extendió al resto de continentes.
Propiedades. Originaria de las regiones tropicales y subtropicales de América, la guindilla es la baya de una planta herbácea del género Capsicum. Más rica en vitamina C que los cítricos, 100 gramos de guindilla contienen hasta 25 miligramos de dicho componente. Por lo tanto, resulta un efectivo antioxidante que además de reforzar nuestras defensas, ayuda a cicatrizar heridas y favorece la absorción del hierro en el organismo. En cuanto a su contenido en minerales, la guindilla es rica en fósforo, magnesio, potasio y calcio, así como ácido fólico y betacarotenos.
Variedades. Este condimento está disponible en múltiples presentaciones: fresco, seco, en polvo, líquido o en conserva. Según la especie cultivada, se distinguen distintas variedades de guindilla:
capsicum annum (jalapeño, serrano, ancho, pasilla, mirasol o guajillo, de árbol, chiltepín o piquín), capsicum baccatum; capsicum chinense (habanero, la guindilla más picante); capsicum frutescens (tabasco) y capsicum pubescens (manzano).
Temporada. La gran variedad de guindillas permite disponer de ellas durante todo el año. En la región mediterránea suelen sembrarse en mayo y recolectarse entre los meses de septiembre y diciembre.
En la cocina… A la hora de manipular una guindilla, es recomendable protegerse las manos con guantes. De lo contrario, después de hacerlo conviene lavarse las manos con abundante agua y jabón, ya que si nos tocamos los labios o los ojos, podemos irritarlos con facilidad. Para evitarlo, lo mejor es optar por guindilla en polvo, presentación más cómoda y rápida de utilizar (1 cucharadita de producto equivale a dos guindillas frescas). En cuanto a su uso culinario, la guindilla es un condimento ideal para aportar cierto toque picante a todo tipo de sopas, potajes, guisos, carnes y pescados. En la gastronomía sudamericana es un ingrediente habitual en la elaboración de chimichurris, empanadas, adobos…
Cómo se conserva. En el caso de adquirirlas ya secas, simplemente debemos colgarlas en la cocina o introducirlas en un tarro de cerámica con agujeros de ventilación. También cabe la posibilidad de humedecerlas durante unas cuantas horas envueltas en un trapo húmedo y después cortarlas en rodajas e introducirlas en un tarro lleno de aceite. Si son frescas, las guindillas deben lavarse en abundante agua fría, escurrirlas, secarlas y atarlas entre ellas con un cordel. Conviene pincharlas siempre por la mitad del tallo y procurar que no se toquen entre ellas. El último paso es colgarlas en la zona de secado e ir vigilándolas cada día para retirar cualquiera que tenga señales de moho. Otra forma de conservar guindillas frescas es encurtirlas con vinagre durante un mes como mínimo antes de consumirlas.
¿Lo sabías? El sabor picante de la guindilla se debe a la capsaicina, sustancia que se localiza en la placenta de la baya, estructura interna al que las semillas están unidas a las venas.
La variedad Naga Morich de Bangladesh está considerada como una de las guindillas más picantes del mundo.