Este pescado blanco permite múltiples preparaciones culinarias: guisada, a la plancha, en salsa…
La merluza es uno de los pescados más fáciles de distinguir por su característico cuerpo alargado, delgado y con visibles filas de dientes en ambas mandíbulas. Se pesca en el Atlántico, el Pacífico, el Mediterráneo y el Cantábrico, aunque la variedad europea es la más apreciada ya que posee una carne más tierna y sabrosa. Su contenido en grasas y calorías es muy bajo, destaca su contenido en vitaminas del grupo B, así como en potasio, fósforo y magnesio.
Temporada
La merluza es un pescado de primavera y verano (especialmente recomendable entre los meses de abril y julio), aunque está disponible durante todo el año gracias a las técnicas de congelación y precocinado.
Cómo se compra.
Podemos comprar merluza entera o cortada en rodajas, filetes o lomos. Al igual que sucede con el resto de pescados, para saber si está fresca debemos fijarnos en el aspecto de los ojos (han de mostrarse vivos, brillantes y saltones), las agallas (deben presentar un color rojo fuerte), las aletas tiesas y las escamas brillantes y bien adheridas a la piel. La carne del pescado debe ser firme y no hundirse al aplicarle presión. También se comercializan numerosos productos congelados elaborados a partir de su carne, como palitos de merluza, empanadillas, supremas, croquetas o albóndigas.
En la cocina
La merluza puede prepararse casi de cualquier manera: a la plancha, guisada, al horno, frita, hervida, al vapor… La cabeza y la cola pueden utilizarse para preparar un sabroso caldo de pescado para tomar en sopas, arroces…
Cómo se conserva
En el frigorífico podemos mantenerla fresca y en buen estado durante un máximo de dos días a una temperatura máxima de 4 ºC. Si la congelamos bien limpia, muy seca y con un poco de sal podemos conservarla hasta un máximo de cuatro meses.
¿Lo sabías?
Por su bajo contenido en grasas y calorías es un pescado recomendado en todo tipo de dietas, así como para personas convalecientes o con el estómago delicado.