Conocida también como melón de árbol, el fruto del papayo (Carica papaya) es originario de México y pertenece a la familia de las caricáceas. Su cultivo se extiende en zonas cálidas del planeta como África Oriental, Sudáfrica, Ceilán, India, Hawai, Florida, Islas Canarias, archipiélago malayo y Australia.
Características
La papaya es un fruto de forma ovalada, ranurada lateralmente en su parte superior, de 10-25 cm de longitud y un peso que oscila entre los 500 y 1.000 g aunque algunos ejemplares pueden alcanzar los 5 kg. De piel fina y de color verde amarillento o anaranjado al madurar, su pulpa es carnosa, jugosa, dulce y suave. Su aroma recuerda al del melón y su paladar tiene ciertos toques de pera y fresa.
Variedades
En el mercado pueden encontrarse las siguientes variedades de papaya:
– Solo. Ejemplares en forma de pera, pulpa de sabor dulce y piel dura. Es el tipo de papaya más extendido y comercializado en todo el mundo.
– Sunrise. De forma ovalada y ligeramente alargada, es una variedad muy apreciada por su excelente calidad sabor. Una de los tipos de papaya más comerciales, Golden, pertenece a este grupo.
– Formosa. Es la papaya de mayor tamaño y puede llegar a pesar entre 2 y 3 kg. Su carne es de tono rosado, jugosa y dulce. También se la conoce como papaya gigante o papayón.
Propiedades
La papaya es rica en vitaminas A y C, minerales como el calcio y el potasio, y bajo contenido en sodio, por lo que es recomendable en personas que padecen hipertensión o afecciones cardiovasculares. Su elevado contenido en fibra actúa como excelente laxante y aporta pocas calorías por su bajo índice en hidratos de carbono. Contiene papaína, enzima que ayuda a diluir las proteínas de los alimentos, por lo que resulta excelente para afrontar problemas digestivos. Además, está indicada en casos de anemia por jugar un papel destacado en la absorción del hierro debido a su elevado contenido en vitamina C.
En el mercado
Un sencillo truco para acertar con las papayas más gustosas es optar por aquellos ejemplares que muestren tonalidades rojizas en la piel.
Conservación
Se trata de una fruta muy frágil y perecedera, por lo que una vez alcanzado su punto de maduración es recomendable guardarla en el frigorífico como máximo durante una semana. En cambio, si se compran ejemplares verdes y sin madurar, es mejor mantenerlos a temperatura ambiente hasta que la piel amarillee y la pulpa se reblandezca ligeramente bajo la presión de los dedos.
En la cocina
Como cualquier otra fruta, la mejor forma de tomarla es fresca. Pero también es idónea para combinar en ensaladas, acompañar platos de carnes, mariscos o pescados, así como en todo tipo de postres y bebidas.