Este bulbo (Brassica rapa) pertenece a la familia de las brasicáceas y es originaria del continente europeo donde se consume como alimento básico desde hace siglos.
Características
De forma redondeada, aplanada o cilíndrica, suele medir entre 12 y 15 cm de longitud, mientras que su peso no acostumbra a superar los 200 g. Su carne es de color banco o amarillento, recubierta por una fina capa de color amarillo o blanco. Su sabor es parecido al del repollo, aunque un poco más dulce.
Propiedades
De escaso aporte calórico (25 kilocalorías por cada 100 g de alimento), contiene una importante cantidad de agua y bajo contenido de hidratos de carbono. Rico en vitamina C y folatos, carece en cambio de provitamina A y vitamina E, habituales en otras verduras y hortalizas. En cuanto a los minerales, en el nabo abundan especialmente el potasio, el yodo y el fósforo. Sus hojas (los grelos) también son especialmente nutritivas y aportan casi el doble de proteínas y de fibra que la raíz y mucho calcio.
Variedades
Destacan especialmente los siguientes tipos de nabo:
– Nabo de mayo: disponible en los meses de mayo y junio, de color blanco y forma esférica.
– Nabo de Teltow: una de las variedades más apreciadas, de tamaño pequeño y color blanco cremoso.
– Nabo de otoño: de piel roja o verde y carne blanca. De sabor fuerte y mayor tamaño que el nabo de mayo.
– Nabo japonés o kobu: de intenso sabor y solo disponible en establecimientos especializados.
En el mercado
Conviene decantarse por ejemplares medianos o pequeños, de carne firme, con la piel lisa y si se acompañan de hojas, que estén bien frescas.
Conservación
Conviene guardarlo en el interior de una bolsa de plástico perforada y en el interior del frigorífico donde se conservará en buenas condiciones hasta un máximo de tres semanas. También podemos congelarlo, previamente cocido.
En la cocina
Podemos consumirlo crudo (en todo tipo de ensaladas) o cocido como acompañamiento en guisos a base de arroz, carne o pescado. También resulta un excelente ingrediente en caldos, guisos, cremas o purés de verduras. Eso sí, siempre conviene lavar y cepillar bien su piel antes de utilizarlo. Si es pequeño, fresco y no presenta la piel dura, no es necesario pelarlo. Por su parte, las hojas o grelos se cocinan de forma parecida a las espinacas.
¿Lo sabías?
Antiguamente, el nabo era un alimento básico de la cocina europea que poco a poco fue desplazado por la patata tras la llegada de los españoles al continente americano.