El papillote es de las técnicas más sanas, limpias y ligeras que hay. Los alimentos se cuecen en su propio jugo y prácticamente no hace falta añadir materias grasas, con lo cual es ideal para dietas restrictivas en calorías o para cuando hay problemas de digestión.
Se trata de envolver los alimentos que se quieren cocer en papel apto para la cocción al horno, cerrarlos muy bien y cocerlos en horno a temperatura media, al vapor o incluso en sartén.
Esta técnica se ha quedado con su nombre original en francés y se viene utilizando en cocina desde el siglo pasado. Aunque lo tradicional es hacer el envoltorio con papel, también se puede hacer con hojas de parra, hojas de plátano, de acelgas u otras. Lo importante para sacar el máximo provecho de sus nutrientes y evitar la pérdida de calor o la fuga de líquido es cerrar muy bien los paquetes, incluso se puede hacer una capa doble para mayor seguridad. Podemos obtener en pocos minutos platos de frutas, verduras y cereales con una presentación creativa y divertida.
Saludable, rápido y limpio, ¿qué más se puede pedir?
- Al preparar papillote tener en cuenta el grado de dureza de los alimentos que se vayan a cocer juntos; lo ideal es que todos necesiten el mismo tiempo de cocción. Si alguno fuera más duro quizás sea necesario darle una pequeña cocción previa para equiparlo al resto.
- Por el contrario si los alimentos son muy blandos -como algunas frutas- el tiempo de cocción ha de ser muy breve para evitar que se deshagan.
El papillote es una técnica que no requiere mucho tiempo de cocción por lo que dependiendo del tipo de alimento (tamaño, dureza, etc), puede llevar entre 8 y 30 minutos en la mayoría de preparados.
Tener preparados los paquetes: cortar trozos iguales de papel vegetal apto para hornear, preferiblemente cuadrados, colocar los alimentos y seguidamente cerrar herméticamente cada borde.