Las endivias son ideales para una cena liguera y contienen poquísimas calorías
La endivia pertenece a la familia de las asteráceas, que incluyen otras especies de hoja (como la lechuga o la escarola), especies de flor (como la alcachofa) o de tallo (como el cardo).
Originaria de la cuenca mediterránea, puede clasificarse según el sistema de cultivo utilizado:
- Endivia forzada. De aspecto compacto y alargado, es típica de invierno y entre las variedades más comunes está la endivia de Bruselas, la Normato, la Pax y la Witloof.
- Endivia no forzada. Propia del otoño, destacan variedades como la endivia Sugar Loaf y la Cristal Head.
También podemos encontrar una variedad de endibia roja obtenida del cruce entre la achicoria y el radicchio.
Características de la endivia
Formada por cogollos de hojas compactas, lisas y blanquecinas (con un toque amarillento en las puntas), suele alcanzar los 8-10 cm de largo por 3 cm de diámetro. Su ausencia de color se debe a que se cultiva en cámaras completamente oscuras, no dejando que se desarrolle el proceso de la clorofila.
Temporada de la endivia
Al tratarse mayoritariamente de una hortaliza de cultivo artificial podemos encontrarla durante todo el año, aunque la época más común se da entre otoño y verano.
En el mercado
Es importante que el aspecto de sus hojas sea limpio y sin magulladuras. Es mejor desechar aquellos ejemplares excesivamente amarillentos o que presenten un aspecto lacio, arrugado o con manchas verdes oscuras.
Conservación de la endivia
Se aconseja comerla el mismo día para aprovechar al máximo su textura crujiente y fresca. No obstante, puede conservarse en el frigorífico entre 5 y 7 días, guardándola en el interior de una bolsa de plástico previamente perforada. No es una hortaliza que tolere bien el proceso de congelación.
En la cocina
Generalmente es una hortaliza que se come cruda, ya sea sola o como complemento en ensaladas a base de otras hortalizas. También es excelente como aperitivo acompañada de alguna salsa ligera o frutos secos. Resulta igualmente deliciosa cocida, frita, braseada o asada. Para reducir su sabor ligeramente amargo es aconsejable enjuagarla previamente con algo de agua y secarla después con papel de cocina.
¿Lo sabías?
El origen de esta hortaliza es fruto de la casualidad. Ocurrió en el siglo XIX cuando un jardinero descubrió que las raíces de la achicoria que permanecían bajo tierra desarrollaban unos cogollos blanquecinos con hojas tiernas y compactas comestibles.