Originaria de Asia y Europa, la grosella es el fruto del grosellero, arbusto que pertenece a la familia de las saxifragáceas que puede alcanzar una altura de hasta 2 metros. Crece en forma de racimos colgantes, similares a los de la uva, pero de menor tamaño. Presenta una característica forma redondeada, de aspecto globoso y un color que oscila entre el blanco, el verde, el rojo brillante o el negro, según su variedad. Su pulpa, carnosa y jugosa, es ácida y refrescante al paladar
Propiedades.
Se trata de una fruta rica en vitamina C (especialmente la variedad de grosella negra que llega a superar a muchos cítricos), así como potasio, hierro y calcio. Al igual que el resto de frutas del bosque, contiene cantidades abundantes de antocianos y carotenoides, sustancias de potente acción oxidante, muy efectivas a la hora de neutralizar la acción de los radicales libres nocivos para el organismo.
Variedades.
– Grosella roja. Puede ser temprana (recolectada a finales de junio y principios de julio), mediana (su recolección se realiza durante el mes de julio) o tardía (propia del mes de agosto). La grosella temprana es la más dulzona y entre sus variedades más comunes destaca la Junnifer y la Jonkheer van Tests. La mediana también tiene un intenso sabor y sus principales variedades son la Red Lake y la Delbard Giganta (la grosella más grande de todas). En cuanto a la grosella tardía, la variedad más común en el mercado es la Première groiselle-raisin.
– Grosella negra. De sabor ácido y astringente, suele reservarse para la elaboración de mermeladas, zumos y licores. Entre las variedades más comunes cabe destacar la Laxtons giant y la Baldwin.
– Grosella blanca. De sabor menos ácido, su pulpa es rosácea o casi blanca. Entre las variedades más habituales están la Versailleise Blanche, la Blanche Juterborg y la Blanca de Holanda.
Temporada
Los meses de verano son los más indicados para encontrar este refrescante y sabroso fruto del bosque.
En el mercado…
A la hora de elegir los mejores ejemplares hay que fijarse en aquellos que muestren un color brillante e intenso. Además, deben ser firmes al tacto y secos, ya que los húmedos acostumbran a estropearse antes
En la cocina…
La grosella puede consumirse fresca (en ensaladas, macedonias, con yogur, como ingrediente decorativo de una tarta o pastel…), o bien en gelatina, compota, jalea o mermelada. También se puede utilizar para elaborar salsas ácidas en platos a base de carne roja. En todos los casos, puede acompañarse de otros frutos rojos del bosque, como el arándano, la mora o la frambuesa.
Cómo se conserva.
A pesar de su aspecto frágil, la grosella se conserva bien en el frigorífico durante dos o tres semanas. Además, es un fruto que puede congelarse conservando intactas sus propiedades de aroma, textura y sabor.
¿Lo sabías?
– En Francia, la grosella negra es el ingrediente principal para elaborar el licor de cassis, una especialidad de la región de Borgoña.