Creadora del Método TRCD
María Gemma Sáenz, de Barcelona…
Sí, de Barcelona, pero resido entre Polonia y, a veces, Miami.
Pero va más allá…
Claro, quiero expandirme por el mundo porque me considero del mundo.
¿Un soy de donde estoy?
Más que ser de donde estoy, estoy, y cuando estoy, soy de ese momento. Vivo mucho los momentos. Estoy en Barcelona y es para los catalanes, estoy en Madrid, para los madrileños… me gusta dar en cada sitio lo mejor de mí. Podríamos decir que soy de cada país en donde estoy en ese momento y luego, a otro país.
Usted desarrolla un método extenso y profundo desde hace más de 20 años…
Exactamente llevo 24 años. A raíz de una enfermedad, creé este método, Método TRCD, que trabaja toda la información emocional del individuo, todos los bloqueos, y da herramientas reales y cotidianas desde el día a día. Esto quiere decir que no es una terapia plenamente verbal, ni plenamente física, es una terapia de la propia vida, lo que significa que hacemos cambios cada mañana nada más levantarnos, desde tomarnos una taza de café cada día en una taza distinta –un día roja, un día verde, un día amarilla…– a ponernos un día una cola y otro el pelo suelto. Todo tiene significado.
Es super importante sacar plenamente la rutina de la vida. Todo lo que crea rutina es muerte, es paralización. En cambio, todo lo que es creativo, expansivo, realmente, nos pone jóvenes, vitales, vivos y con ganas de hacer y movernos.
Para mí el movimiento es básico, y también la alimentación es muy importante, no lo que comemos, sino cómo lo comemos. Es importante tomar nuestro desayuno desde la tranquilidad, es importante cambiar cada día nuestra comida, no sólo el alimento en sí, sino también donde lo como: si hoy como en cuenco mañana lo hago en plato, porque todo tiene un significado. La gente me dirá ¿cómo crees que todo tiene un significado? Bien, lo tenemos que comprobar con nosotros mismos. Un día nos llama la atención visualmente un color, hoy me apetece ponerme un pantalón, hoy me apetece tomar un zumo de naranja… Si nos quedamos con esto, es lo superfluo, pero si empezamos a analizar por qué hoy quiero un zumo de naranja, por qué hoy he abierto el armario y quiero el color naranja… Si nosotros cogemos conciencia de todo lo que hacemos, realmente, rejuvenecemos. Yo creo que estamos en esta tierra para rejuvenecer, para estar vitales, para estar jóvenes y para tener una mente positiva y para que esta mente esté positiva desde nuestra madurez, que es el período en el que entra lo negativo, tenemos que transformarnos en niños buscadores de conciencia.
¿Cómo una enfermedad pudo llevarla a desarrollar su método?
Primero, porque esa enfermedad me paralizo. Acudí a la medicina tradicional y a la alternativa, a las dos vertientes, y las dos decían desconocer lo que me sucedía. Al no saber lo que me estaba pasando lo pasé muy mal, sufrí un gran deterioro físico de envejecimiento precoz, pero luego empecé a despertar a otro grado de conciencia y ahí descubrí que tenía una capacidad que me permite ver a una persona y saber lo que le pasa o, realmente, recibir una información en mi cabeza que me permite hablar de cualquier tema que, a veces, desconozco plenamente. Por eso tengo 70 libros en el mercado. Y dirán ¡uy! ¿eres escritora? Bueno… a veces soy escritora, a veces maquilladora y a veces peluquera… Mi cuerpo es como un gran utensilio con una gran capacidad de adaptación, pero siempre en la búsqueda del crecimiento, la positividad y el avance, que es lo que motivo yo en mis cursos. Y ahora estoy en este nuevo proyecto de la comida para dar un valor… Todo el mundo dice que yo tengo un cuerpo muy fuerte, muy musculado, muy pequeño… pero es porque vivo la comida como algo necesario, no imprescindible, lo imprescindible es estar vital, contento, energético. Eso, para mí, es lo imprescindible. Lo otro es un utensilio más que va a ayudarme a que yo esté bien. Por esta razón, con la técnica que he creado, la gente llega a un equilibrio en el que la comida es una cosa mágica positiva donde la obsesión y la desesperación por comer desaparece.
Ha escrito un libro que se llama la Comida Emocional. Ahora todo el mundo utiliza mucho la palabra emoción, conciencia… ¿qué es la emoción para usted?
Para mí la emoción parte de algo muy antiguo que tenemos ataponado dentro de nosotros y que tenemos que ir liberando actuando en la vida. Es algo que nos viene del más allá, de cuando hemos cogido la conciencia de adquirir un cuerpo físico y de que tenemos que ir sacando lastres, pero esos lastres de esa parte emocional nos ayudan a vincularnos con la gente, nos ayudan a vivir, a no conformarnos. Una vez tienes la emoción más limpia tu mente es mucho más positiva, y al ser más positivo no juzgas; entonces realmente puedes reír, disfrutar del día, no estar malhumorado, el estrés pasa a un término que ni existe pero ¿por qué? Pues porque yo controlo mi cabeza, y lo hago desde una parte que ya no es emocional, es sentimental. He transformado la parte emocional, bloqueadora, en sentimiento, que es la vida, la búsqueda, la expansión y la felicidad.
Y esto ¿cómo lo ligamos con la comida?
Esto lo ligamos con la comida porque cada alimento, según mi técnica, nos lleva a una zona corporal. Cada alimento nos aporta un sentido para actuar en la vida, nos da fuerza, nos da la conciencia de coger más trabajo… es decir, yo he cogido los alimentos y los he anexado a palabras cotidianas del vocabulario de la vida y entonces es muy fácil. Si yo, por ejemplo, me siento un poco desequilibrada, que mi cuerpo va por un lado y mi cabeza por otro –que es el 90% de la humanidad a los que nos pasa esto, que piensas una cosa y tu cuerpo te dice otra y te quedas ahí– pues entonces yo me tomo un zumo de naranja. ¿Por qué? Pues porque la naranja equilibra y, entonces, meto el color naranja, que es un equilibrante, con un zumo de naranja. Y no es lo mismo porque estoy comiendo con conciencia y el zumo de naranja va a ayudarme, aunque la gente diga menuda tontería. No, no creo en las tonterías de la vida, creo en la práctica de la vida: practícalo, pruébalo y, después, di que es una tontería, porque, a veces, somos tontos, nos bloqueamos frente a lo nuevo, lo novedoso, lo revolucionario… y la vida, realmente, es creativa, y la comida, bien llevada a nivel consciente, es lo más en creatividad porque están todos los productos y todos los colores, y el color es vida.
Su técnica no solo trabaja con los alimentos, también utiliza todo lo que rodea la alimentación, esto es, el plato en el que comemos, el color de nuestro mantel, la forma de la mesa… todo esto también nos aporta una información a nivel energético. Es una globalidad lo que usted nos está proponiendo…
Sí, es una globalidad. Tampoco es lo mismo poner un huevo frito en un plato que un huevo hervido, que una tortilla. Cada cosa tiene su significado porque si no sería simplemente un huevo. Pues no. El huevo, para el cocinero, será simplemente un huevo, para mí no, yo dejo la comida profesional para los profesionales, para los cocineros, y me remito solo a mi conciencia emocional o a mi técnica. Entonces, sí, es importante si pongo velas en una mesa, si pongo piedras… Por ejemplo, si tengo una reunión con muchas confusiones, la vela va a dar la luz, pero si, por ejemplo, estoy en una reunión en la cual yo quiero aprender, poner un cuenco con piedras me va a dar más conciencia, es decir, no sólo es el alimento en sí, también es lo que tú pones en el ambiente.
¿Cómo puede una piedra darme más conciencia?
Una piedra me puede dar más conciencia y más aplomo porque la tierra en sí nos aploma y las piedras vienen de la tierra. El factor tierra es aplomar, enraizar, es la materia, es lo duro. Cuando quiero concretar algo tengo que estar centrado, y una piedra es un eje de centrado.
Un cocinero con sus conocimientos y sabiendo hacer comida podría montar un restaurante lleno de intenciones…
Claro, podríamos hacer un restaurante lleno de intenciones, y también hay muchos cocineros que están gordos y que si trabajaran con conciencia estarían delgados.
¿Y eso?
Porque no es lo mismo probar una comida con conciencia, algo en lo que yo hago un filtro emocional para llevarlo a un filtro sentimental que, simplemente, probar una comida por probar, algo que se queda en la emoción. Y entonces, mi emoción, si ese día está alterada, bum, automáticamente, hace que el cuerpo se ensanche, el de él y el de todos. En cambio, si yo he hecho la transformación consciente, realmente no, entonces estoy nutriendo esa capacidad.
Cuando le hablas a alguien de hacer dietas, de seguir pautas alimenticias, la respuesta suele ser que esa es una rígida disciplina…
Para mí no es una dieta, yo no parto de que sea una dieta, para mí es una opción de vivir. Si le doy a mí cuerpo lo mejor me siento fantástico y genial. Entonces, para mí, no es obligación ni disciplina, es lo que quiero hacer porque sé que si me tomo esa alimentación con conciencia luego soy productiva en el trabajo, doy a mis hijos lo mejor, me siento satisfecha mimando a mi pareja, incluso, yo misma digo gano más dinero. Entonces… ¿disciplina? Para mí es diversión totalmente. Yo nunca pongo la dieta como una disciplina, yo cojo esta linea de alimentación porque es positiva en todas las facetas de mi vida.
¿Alguna vez se la salta?
Mi cuerpo no lo permite. Llega un momento en que, cuando tu cuerpo está tan bien, necesita de eso para estar bien y estar mejor. Llega un momento en que el ojo, si tú estás bien, no filtra solo la comida, filtra también otras cosas de la vida. Entonces también nos alimentamos interrelacionándonos, ganando dinero, llevando a nuestros hijos al parque… todo eso también te nutre y entonces comes mucho menos, y al comer mucho menos no ves otras cosas. Es decir, si tú sabes que te encanta el zumo de piña y ves los otros zumos pero sabes que te sientan mal, tú te centrarás en tu zumo de piña, los demás serán buenísimos para todos, pero no para ti.
Imagine que está en un evento donde se sirve un catering y nada de lo que hay usted puede tomarlo ¿le importa que piensen que es rara?
No pasa nada. Solo tomaría agua o un zumo. Tengo muy claro que donde estoy me da igual lo que piensen de mí porque me siento bien.
¿Y si alguien le pregunta?
Le diré que no me apetece, que ya he comido o que comeré después. Realmente soy muy disciplinada con quienes como y lo que como porque soy muy sensible, y en sitios grandes la comida no me sienta muy bien. Y no es la comida en sí misma, es lo que se mueve en el entorno: envidia, protagonismo… todo está en el ambiente, Soy una persona que, energéticamente, capto muchas cosas y, por tanto, cuido mucho mi forma de alimentarme, pero es por esto, no por la comida en sí.
¿Alguna vez entra en la cocina, se pone el delantal y cocina?
Sí, para mis hijas sí que cocino. De tanto en tanto hago mezclas energéticas y de muchos alimentos porque me gusta mucho la variedad y les digo esto os va a ayudar para que estudiéis mejor, esto os va a ayudar para que estéis de mejor humor… Siempre cocino con ese grado de conciencia. No cocino unos espaguetis sin más. Para mí los espaguetis son caminos y opciones en la vida. Yo cocino desde mi cocina emocional. Ellas dicen que está bien, pero son mis hijas…
Entonces les gusta…
Sí.
Y ellas ¿se ponen alguna vez el delantal?
Sí, normalmente sí, porque considero que la cocina es muy importante para los jóvenes y los niños ya que te despeja la cabeza y, para mí, es una técnica que utilizo cuando las veo muy obsesionadas o con muy mal humor. Entonces les digo, ¡hey! vamos a hacer un pastel, y ellas cogen y hacen pasteles. Les gusta hacer pasteles porque el cocinar, para mí, es un acto de liberar la mente, si lo hacen con ese grado de conciencia.
¿Es así para todo el mundo?
Sí, para todo el mundo. La cocina nos saca lo mejor de nosotros mismos, los atascos, es el crear. Cocinar es crear y todos, en el fondo, queremos crear algo ¿no?
Sí… pero si una persona está mal consigo misma ¿mejor que no cocine?
Para mí tiene 2 opciones. No cocinar, es decir, me tomo un vaso de agua, me voy a caminar y me relajo y luego cocino, que sería descargar a mi cuerpo para no poner en los alimentos mi mala historia. O ponte a cocinar algo sin pensar lo que vas a cocinar, es decir, con libertad; ahí tú te vas a desbloquear emocionalmente.
Pero si vas a cocinar para otros, de alguna manera, ¿no les vas a dar lo que tú tienes?
Depende. Si lo haces creativamente, sin pensar… digo… unos espaguetis, por ejemplo, y les voy a poner tomate que veo en la nevera, albahaca, nueces, lo que encuentro… todo creativo, no, porque estoy moviendo mi creatividad, mi expansión. Si digo que voy a hacer una lasaña de carne con todo ya preestablecido, entonces, sí.
¿Y si estás todo el rato dándole vueltas a la cabeza mientras estás cocinando?
Piense una cosa… si haces una comida muy variada puede más el movimiento que tú pones que tu propia cabeza. Si solo haces una comida monótona yo no me la comería, porque te va a sentar mal, aunque sea una lechuga.
Su filosofía de la alimentación, por lo que veo, es muy divertida y variada…
Para mí son opciones que puedo coger para estar bien. Obviamente estas opciones se tienen que hacer desde la globalización, hasta que llega un momento en que tú mismo haces tu parcial. Y el cuerpo tiene que coger su estructura con todo. Yo hago dietas con chocolate, carne, pescado, pizza… pero ¿por qué? Porque yo parto de que la comida no engorda. Y si no, que la gente me vea a mí. No creo que la comida engorda. La comida realmente es un nutriente, pero si yo no lo hago bien, porque emocionalmente estoy bloqueado, me va a engordar un zumo de naranja o un vaso de agua. Yo creo que la creatividad pasa por la experimentación, y la experimentación se hace a través de la selección, y después de esa selección es cuando, realmente, yo puedo llegar a decir quiero comer esto, pero es porque es lo que he seleccionado y es lo que me va mejor. Es como todo en la vida. Siempre le digo a la gente… ¿qué te puede pasar? Pruébalo, no te vas a caer, ni a hundirte en la tierra. Cuando ya te has caído 5 veces entonces es cuando dices esto no es para mí. Y es fantástico, entonces es cuando cierras la puerta, tiras la llave al mar y a otra cosa, y ya no vuelves a mirar atrás porque eso no es para ti. Lo mismo con los alimentos. Hay momentos en la vida en los que dices ya no me apetece más comer carne porque no me sienta bien. Y te pueden preguntar ¿eres vegetariano? Y no, es simplemente que no me sienta bien.
Actualmente como muchísimo pescado, pero eso no quiere decir que yo no haya comido mucha carne. Sin embargo, ahora, en este momento de mi vida, necesito un alimento que vaya muy rápido porque me estoy moviendo muchísimo por el mundo, hoy estoy aquí y mañana allá, necesito que mi alimentación sea muy rápida, y el pescado fluye mucho más que la carne. Y ya está. ¿Eres vegetariana? No, simplemente, mi cuerpo necesita pescado porque yo estoy en movimiento y ¿qué animal se mueve más en el mundo, con rapidez? los peces, y ahí me voy yo. Y no hay problema.
Ahora tenemos a los vegetarianos, a los veganos, a los macrobióticos, a los crudívoros… ¿Cómo entiende esta variedad Maria Gemma?
A ver, para mí, si es opción y se sienten genial, adelante. Yo no soy de ninguna de estas lineas, pero las respeto a todas porque de la misma forma que yo respeto la gente también me respeta a mí. Y eso es lo mejor. Me da igual que en una mesa la gente beba vino. Yo no bebo, pero a mí ni me molesta. Y eso es el respeto. Creo que tenemos que respetar y que cada uno tiene que hacer lo que le siente bien y si no te sienta bien, cambiar. Eso de mantener todo para toda la vida es tan absurdo… ¿Qué vida? ¿esta? ¿la del siglo que viene? ¿o la del siglo pasado?
Pero, si alguien es vegetariano eso tendrá una explicación emocional…
Seguro, tendrá un estado emocional que necesita pulir y su cuerpo le demanda esa pauta alimenticia. Según mi método cada alimento va a una parte del cuerpo y todo lo que son verduras va a la espalda. Entonces haríamos un análisis emocional de la persona. Pero lo más importante es que seas feliz y que tu vida funcione bien y, a veces, somos un poco obcecados, y no queremos ver los mensajes de la vida. La vida nos habla muy claro aunque, a veces, las opciones que cogemos no son las correctas. Creo que en la vida nada es para siempre. Creo que las parejas duran lo que tienen que durar porque dan lo que tienen que dar, los hijos están con nosotros un tiempo y luego tienen que hacer su aprendizaje, los trabajos, cuando llega un momento en que dices ya no me hace ilusión, es muchísimo mejor cambiar porque si no morirás… Es como todo, un transito. Tenemos un libro y vamos pasando páginas, y una no es mejor que la otra, es la continuación. Entonces, lo realmente importante es que las personas digan yo hago esto porque me va bien. Pero ¿cómo voy a saber que me va bien? Pues porque mi dinero fluye, tengo trabajo, mi familia va bien. Ese es el mayor rechequeo. Si esas 3 cosas no van bien puede que no te estés alimentando correctamente, entonces cambia.
Hablando de libros, usted ha escrito 70 libros, y no todos son de comida. Ha tocado diferentes vertientes: espiritual, empresa, imagen… ¿cómo puede hacer tantas cosas?
En primer lugar me organizo muy bien mi tiempo. Para mí el tiempo es como mi Dios, una parte muy importante, pero sin obsesión. Me divierto trabajando. Soy una persona muy creativa y las cosas me aburren bastante, por tanto, necesito cambios. Y también porque enseño a gente a cambiar. Me encanta hablar con los empresarios, me encanta ayudar a la gente. Creo plenamente en el mundo espiritual y en las vidas pasadas, que es mi motor de vida, y creo en entender a este mundo desde una justicia y desde el No juzgar. También me gusta la imagen, soy muy coqueta, me encanta la ropa, la bisutería, las joyas, maquillarme… pero siempre con conciencia. Entonces, por qué no voy a explicarle a la gente que no es lo mismo ponerte un pantalón verde que ponerte una falda negra, ir a trabajar o a una entrevista laboral en la que quieres lograr dinero usando algo de color rosa. Me gusta y necesito plasmar mis vivencias con la gente porque a mí me han funcionado y estoy donde estoy y estoy contenta de donde he llegado a pesar de las críticas y tropezones que he tenido y tendré, como todos los que llegamos. Pero llega un momento en que ya no te importa porque tienes seguridad propia y eso es lo mejor. Porque viene desde el respeto. Me da igual lo que digan, yo les respeto porque cada uno sabe lo que dice y yo, como creo en algo más allá, considero que todos hemos de ser responsables cuando lleguemos al final con las palabras que hemos dicho.
¿Su último libro?
Mi último libro trata sobre el rejuvenecer, algo que yo estoy ahora practicando conmigo y con mis clientes. Trabajamos el color mediante toallas. Estamos musculando. Estamos practicando unos masajes especiales y ahora voy a hacer la continuidad de este libro a nivel alimentación, es decir, los alimentos que nos ponen jóvenes y los alimentos que nos envejecen, cómo cocinar, qué es la cocina, qué utensilios se utilizan de una forma u otra… en todo esto me estoy moviendo ahora.
¿Sería como una segunda parte de su libro La Comida Emocional?
Sí, pero más avanzada, más específica porque está enfocado para el rejuvenecer, que es lo que estoy trabajando yo ahora y es a lo que me quiero dedicar yo realmente porque los logros están siendo muy buenos con mis clientes.
¿Y todo esto cómo lo liga usted con el tema de las empresas? ¿cómo tendría que hacer un empresario para reflotar su empresa?
A ver. Lo primero de todo, el empresario se tiene que reflotar él, porque él es el capitán del barco, si no, qué barco va a llevar.Primero tengo que empezar conmigo y luego yo puedo transmitir. En estos momentos el mundo está sumergido en grandes crisis, pero eso es bueno, de las grandes crisis salen los grandes cambios y tenemos que cambiar forzosamente si queremos nadar porque si no nos hundiremos.A mí me gusta trabajar con empresarios, pero siempre digo que el empresario tiene que dejar su mente analítica fuera cuando va a un seminario porque si no lo va a estar juzgando, y va a perder su tiempo y su dinero, y yo no necesito ni su tiempo ni su dinero tampoco. Entonces es mejor que no venga.Para trabajar conmigo tienes que llegar a un punto de decir necesito algo más.
¿Ser un buscador?
Sí, ser un buscador o decir… porque hay empresarios que lo tienen todo, tienen muchísimo dinero pero son unos grandes insatisfechos de ellos mismos. No saben ni qué hacer ya con tanto dinero que tienen y, entonces, realmente, estas personas también acuden y lo hacen buscando la diversión de la vida porque ya no se divierten.Hay muchos tipos de empresario, pero el gran empresario tiene que empezar él para meter esa energía cuando entra en su empresa, porque si no es un absurdo decir que cambien los directivos pero yo no voy a cambiar.Ahí yo digo, perdona, esto no puede ser así, porque la energía de tu empresa es la tuya, los otros son, simplemente, unos asalariados y trabajan por dinero.
Ahora yo soy una persona de la calle y quiero llegar hasta María Gemma Sáenz y todo lo que ella me está enseñando ¿qué tengo que hacer?
Ponerse en contacto con mi web. Ahí verá donde estoy, en qué parte del mundo ando y, después, escribirme a mí o a mí revista mensual que acaba de salir al mercado, Mariagemma Magazine, training for life, que se imprime en Estados Unidos, en Miami, concretamente, en España y también online. Y ponerse en contacto también con mi asistente personal o también aquí, en Delicooks donde ahora tendré también una sección de Comida Emocional en la que daré pautas para cada mes. Y contesto a todo, soy muy seria, puedo tardar un día si estoy viajando, pero contesto a todo.
Qué encontraremos en esta sección?
Vamos a trabajar la parte emocional, hacer un vínculo bueno con la comida, que la comida no sea, para nada, una obsesión, sino un nutriente de vida, de expansión, de logro para funcionar en la vida y estar más positivos, más contentos, más alegres. La gente me dice cómo tienes tanta vitalidad, porque me pueden ver a las 7 de la mañana dando un curso y a las 7 de la tarde de ese mismo día he trabajado un montón de horas y sigo con la misma vitalidad y es porque he nutrido bien a mi cuerpo. Desde Delicooks les vamos a enseñar jugando, con recetas muy fáciles pero siempre desde la clave emocional, recuerden, yo no soy cocinera, sino experta emocional, y voy a trabajar la comida desde esa vertiente. Un día una dieta, por ejemplo, para estar más segura, otro día una dieta para lograr tus objetivos de relacionarte mejor con los hijos, porque con los hijos tenemos que tener una buena relación y no nos podemos quedar con que la juventud no nos entiende. Eso no es verdad, si nosotros hacemos un cambio nuestra mente se abre y todos nos podemos entender.
¿Qué le diría a los cocineros para que asistan a un curso suyo?
Que vieran la comida no solo como grandes profesionales, que para ellos la comida es sensacional, es un placer comerla porque cada cocinero pone su especialidad, su energía. Les diría aprende por qué a ti te gusta hacer carne, por qué tu plato preferido es tal o cual, porque si tu coges esa conciencia te vas a dar a ti mismo esta información porque tú cocinas para otro y ahí pierdes energía. Si tú coges la conciencia de por qué has cocinado ese plato la energía es para ti y entonces tienes el 50% – 50% y no te vas a engordar, no vas a gritar, no te vas a poner nervioso, y eso es genial.
Una última pregunta…Ahora está también muy de moda la estética en la cocina ¿qué nos puede decir de esto?
Eso también es importante, pero la estética tiene que empezar primero por uno mismo, eso es lo más básico.Yo tengo que sentirme bien conmigo mismo y luego lo transporto al plato, pero también depende de qué estética.Si pones una flor o si pones 3 tomatitos, para mí, también significa algo. Y lo mismo si los pongo a la derecha o a la izquierda. Soy un poco analítica emocionalmente…
¿Y si alguien decora exquisitamente sus platos pero personalmente no cuida su aspecto?
¿Qué le he dicho? El cocinero da y con lo que yo le enseño recibirá y no podrá desatenderse a sí mismo.