El rovellón o Lactarius sanguifluus es un apreciado y conocido hongo comestible perteneciente a la familia Russulaceae que crece bajo pinos y abetos de los bosques meridionales. De característico color anaranjado, tiene un sombrero casi plano (de entre 4 y 16 cm), carnoso y de tamaño variable. El pie es grueso y hueco en el interior. Suele confundirse con otra seta de la misma familia, el Lactarius deliciosus o pinetell. El primero es más apreciado y se distingue por la forma más aplanada del sombrero.
La carne del rovellón es compacta y densa. Tiene un aroma suave y dulzón y su sabor, cuando está crudo, es ligeramente amargo.
Temporada
Podemos encontrar níscalos desde finales de agosto a diciembre, siendo octubre el mejor mes.
Cómo se compra
Al igual que ocurre con la totalidad de setas y hongos, se recomienda consumir sólo aquellos ejemplares que se conozcan bien. Por su tendencia a formar zonas mohosas, se recomienda evitar los ejemplares viejos o de mal aspecto. Podemos adquirir níscalos frescos, desecados o en conserva. Si son frescos conviene limpiarlos en casa para eliminar cualquier impureza que puedan tener (normalmente tierra o framentos de hojas).
Cómo se conserva
Hasta el momento de consumirlos, podemos guardar los níscalos en el frigorífico. Y para congelarlos, hay que limpiarlos y lavarlos bien previamente. A continuación los escaldamos (enteros o troceados) y luego los introducimos en bolsas o recipientes especiales para congelador.
En la cocina
Es excelente al horno, a la brasa o a la parrilla, acompañado con ajo, aceite de oliva y perejil, ingredientes que aprovechan bien su aroma y sabor. Es un magnífico complemento de los guisos a base de carne, así como guarnición de pescados y carnes, con pasta, en tortillas, revueltos, pizzas o salsas. Por su textura quebradiza se recomienda no aplicar cocciones excesivamente prolongadas e incoporarlos al final del guiso.
¿Lo sabías?
Al romper o cortar la seta ésta desprende un líquido de color sanguinolento. De ahí la denominación de Lactarius sanguifluus.
Su consumo es muy recomendable ya que aporta muchos minerales y vitaminas. Ademas, por su bajo aporte de calorías, resulta ideal en las dietas de adelgazamiento. Por otra parte, es ideal para controlar el colesterol, combate el estreñimiento y favorece la formación de anticuerpos y la producción de glóbulos rojos y blancos.